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Cuentos de Física

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LAS FUERZAS DE ROCE

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LAS FUERZAS DE ROCE  

TEXTO ADAPTADO 

Original de Hernán Gonzalo Verdugo Fabiani

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Esta es la historia de una época en que la familia de las Fuerzas de Roce no existía y la princesa Gravedad aún no había nacido. De cuando el reloj todavía no marcaba las horas y solo había estrellas que vagaban por el universo infinito sin que nada ni nadie detuviese su aparente lento caminar hacia los lugares que les había reservado la Sabia Naturaleza. Esas luminarias, entre las que se encuentra el Señor Sol, sin contacto entre ellas, que se empeñaban en seguir unos senderos preestablecidos en ese extraño fluido carente de aire que es el Espacio, por entonces aún no conquistado por la Reina Masa, derramando luz a su paso.

Pero un día sucedió algo inusual. El Señor Sol, aburrido pese a su carácter alegre y dinámico, encontrándose solo y contemplando con pesar cómo los integrantes de su familia se alejaban unos de otros, decidió desprenderse de partes de su cuerpo, dispersándolas en su entorno.

Así nacieron los Planetas. Y para que no sufrieran su propia experiencia, a aquellos que estaban más alejados les dio unos acompañantes para evitarles una vida triste y solitaria. Así nacieron las Lunas. Y luego, para juguetear de vez en cuando, dispersó pequeñas cantidades de la misma materia que constituyeron los Cometas y los Asteroides. Todos constituyeron la familia que hoy los hombres llaman Sistema Solar.

En el transcurso del tiempo, en la Tierra, el tercero de los Planetas por su distancia al Señor Sol, se produjo una avalancha y piedras y rocas comenzaron a rodar y rodar hasta perderse en las aguas que adornaban su superficie. Una de ellas golpeó un árbol que se desprendió y, en línea recta, igual que las estrellas, se alejó perdiéndose en lo finito e infinito del espacio. Y esto se repitió con muchas rocas y muchos árboles. Y la Tierra se quedó sin adornos. Por eso, preocupada, pensó: «Si esto continúa lo perderé todo. Se cegará el océano con las piedras y la vegetación escapará. ¡Algo tengo que hacer!».

Contó a su padre, el señor Sol, su drama, pero nada le pudo recomendar. Él no entendía qué estaba ocurriendo, pero aconsejó que fuera a la casa de la Sabia Naturaleza para hablarle del caso.

Naturaleza escuchó con mucha atención y, al concluir el relato, dijo:

—Querida Tierra, yo te solucionaré el problema. Vuelve a tu casa y nada temas. Verás que, pronto, todo objeto que quiera moverse del lugar que ocupa en tu superficie será retenido y no podrá alejarse demasiado sin realizar un importante esfuerzo.

Así fue como la Sabia Naturaleza dio a la Tierra unas extrañas capacidades que la acompañarían siempre, las Fuerzas de Roce. Gracias a ellas, todo cuerpo que quiera moverse en la Tierra, tendrá que emplear una gran energía para iniciar cualquier movimiento.

Esa es la misión encomendada a la Fuerza de Roce Estática, la mayor de tres hermanas. También será necesario el uso de un esfuerzo continuado para mantener un movimiento ya emprendido. De ello se ocupará la Fuerza de Roce Cinética, empeñada en que los cuerpos detengan su caminar. Se dice que es la hermana menor. A ese mismo empeño ayuda la Fuerza de Roce con el Aire que aporta a la causa la resistencia que opone al desplazamiento ese halo de materia gaseosa, casi invisible, que rodea a la Tierra, y que, curiosamente, es más poderosa cuanto mayor es la velocidad del desplazamiento.

Y así fue que los habitantes tuvieron que aprender a convivir, día a día, noche a noche, con las hermanas Fuerza de Roce.

Los habitantes de la Tierra, no encontraron forma alguna de engañar a las Fuerzas de Roce que siempre se hicieron presentes y nunca dejaron que un cuerpo de la Tierra se moviera libremente como las estrellas.

Y así fue como los habitantes de la Tierra reconocieron a la Sabia Naturaleza como la más grande entre las grandes.


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Gravitsción Universal

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En fase de ampliación

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Responsables últimos de este proyecto

Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado

Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica

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