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DIRECTORIO de la SECCIÓN |
ROMANCES DE CIEGLO Y PLIEGOS DE CORDEL |
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Los romances de ciego |
CRONOLOGÍA
Desde el siglo XVII y hasta finales del XIX, los romances se transmiten gracias a los pliegos de cordel que, realizados por autores poco letrados, cuentan historias acompañadas de grabados y son recitados en calles y plazas concurridas por ciegos o tullidos.
Suman las características del romancero tradicional y del teatro barroco. Transmiten un modelo de sociedad basado en los valores de la religión católica y, a pesar de la violencia, el odio y afán de venganza que plantean muchos de ellos, procuran ser escuela de buenas costumbres para el lector u oyente.
Lo temas que tocan son, generalmente:
Asuntos religiosos o históricos.
Narraciones sobre cautivos y bandoleros, domésticas, amorosas o satíricas.
Acontecimientos reales de actualidad: crímenes, incidencias políticas, etc.
Tomarán, finalmente, la forma de cuadernillo de pocas hojas. Comenzaron siendo una simple hoja doblada dos veces para formar ocho páginas. De bajo precio, sin encuadernar, destinados a la lectura rápida y posterior destrucción, constituyen una modalidad literaria comparable al periódico actual.
Los grabados que facilitan la comprensión de la historia eran resaltados por el ciego o recitador, podían ser utilizados en varios relatos diferentes. A finales del siglo XIX desaparecen debido, sobre todo a la aparición de la prensa, barata y popular.
Introducción:
Invocación al público para que preste atención y a la Virgen o los Santos para que ayude al recitador a hacerlo bien. En ella califica siempre la historia como rara, notable, admirable... Da tiempo a que el espectador distraído se acerque al grupo. Son del tipo:
"Hombres, mujeres y niños,
mendigos y caballeros,
paisanos y militares,
carcamales y mancebos.
El que ya no peina canas
porque se quedó sin pelo,
y el que el tupé se compone
con bandolina y ungüento..."
Historia:
Desarrolla el drama principal
Final:
Generalmente breve. El autor pide perdón a su auditorio por las faltas cometidas y solicita a los oyentes que muestren su agrado con una colaboración monetaria o la compra del pliego que tiene impreso el romance:
"Y aquí se acaba el romance
que en el pliego escrito está,
sólo dos céntimos cuesta
a quien lo quiera llevar".
Muchos pliegos fueron prohibidos por la Iglesia y figuraron en el Índice de libros prohibidos.
eJEMPLOS |
Los calzones y las alforjas (Fragmento)
Todo casado me escuche,
todo viudo se suspenda,
todos los mozos y niños
les suplico que me atiendan,
que miren con quien se casan,
que no se fíen de viejas,
de mozas, ni de casadas,
ni de viudas zalameras,
ni tampoco de beatas,
ni de las niñas pequeñas,
porque aquel que se fiare
le saldrá muy mala cuenta:
y si me dan atención
explicaré con presteza
lo que las mujeres son,
manifestando sus tretas,
sus chismes y sus enredos,
sus marañas y cautelas,
dando principio al asunto
comenzaré por las viejas.
Estas por lo regular
la mitad son alcahuetas,
llevando chismes y enredos,
armando donde hay paz guerra;
al argumento está claro,
pues se ve por la experiencia
en cualquier parte del mundo,
ciudad, villa, casa ó venta
que por desdicha ó desgracia
llegare a entrar una vieja,
meterá tanta cizaña
como metió Ana Bolena
con el cardenal Bolseo
cuando perdió la Inglaterra [...].
El crimen de la Ermita del Cristo del Otero
Reparen con atención
en la lista de sucesos
y vean lo que ha pasado
en el Cristo del Otero.
En la ermita de su nombre
un crimen se cometió,
que ha causado en toda España
tristeza y gran conmoción.
A un pobrecito ermitaño
que vivía santamente,
entre cuatro criminales
le prepararon la muerte.
A la vieja (la que lo asistía) la han dejado
en una columna atada
y la dicen que no chille,
pa que no se sienta nada.
Isabel que era la vieja
cuando pudo desatarse
abrió la puerta en seguida,
bajó la cuesta a dar parte.
En las primeras viviendas
se detiene a referir
la muerte del ermitaño
a lo que ella pudo oír.
Al bueno del ermitaño
cuando más tranquilo estaba,
aquellos cuatro ladrones
a la puerta ya llamaban.
A la puerta dieron golpes
y Mariano respondió,
y al tiempo de abrir la puerta
cuatro enmascarados vio.
Al tiempo de abrir la puerta
al ermitaño atropellan
y los cuatro forajidos
sus pistolas le presentan.
Preguntan en el portal
con sus palabras serenas
y en seguida le amarraron,
y otro se llevó a la vieja.
Le pidieron el dinero
y al ver que aquél no lo daba,
le tumbaron boca abajo
y grandes palos le daban.
El decía:
-¿y qué queréis que tengamos
si no hay más que las ofrendas
que traen fieles devotos,
y todo es mera promesa?
Al ver que Mariano calla,
más adentro le metieron
y lumbre en un calderillo
para quemarle encendieron.
Por fin el pobre ermitaño
dijo: -En aquella ventana
tengo en un bote escondido
los dineros que guardaba.
Al instante van por ello
Y a donde dijo, allí estaba;
tenia unas mil pesetas
en un bote de hojalata.
Empezaron a quemarle
por ver si más declaraba,
y una vez que quedó muerto
la ermita la registraban.
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Responsables últimos de este proyecto Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica |
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