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 Blancanieves y los siete enanitos (adaptación)  Hermanos Grimm

 


 

En un lejano reino vivía una niña muy guapa y buena llamada Blancanieves. Su madre murió siendo ella muy pequeña y su padre, el rey, volvió a casarse con una joven malvada que deseaba ser la mujer más bella del reino.

Ella tenía un espejo mágico al que cada mañana preguntaba:

-"Espejo, espejito, ¿quién es la más guapa?"

Y el espejo siempre respondía:

-"Tú, mi ama".

Pero un aciago día, al responder a la pregunta, el espejo dijo:

 -"Lo lamento, ama, tú eres guapa, pero Blancanieves lo es más."

La madrastra, enfurecida, llamó a sus sirvientes y les ordenó llevar a la niña al bosque y matarla, pero los criados pensaron que Blancanieves era muy buena y no merecía morir.

Llegados a lo más frondoso del monte dejaron libre a la joven y cazaron un animal al que arrancaron el corazón que enseñaron a la reina como si fuese de la niña.

Blancanieves, muy asustada, anduvo y anduvo hasta que encontró una casita muy pequeña.

Agotada, entró en ella para descansar un poco. Estaba amueblada con una mesa, siete sillas y siete camas, todas ellas muy pequeñas.

Hambrienta, comió todo lo que encontró. Luego juntó las siete camas y se durmió sobre ellas.

Así la encontraron los propietarios de casa cuando regresaron del trabajo, siete enanitos, que exclamaron al contemplarla descansar tan plácidamente:

-"¡Mirad, es muy hermosa!"

-"¡Sí que lo es!”

-“Pero, ¡se ha comido toda nuestra cena!”- advirtió el más gruñón.

-“Podríamos pedirle que se quede a vivir aquí"- dijo el enanito práctico – “¡cuidaría de nosotros!”

Así lo hicieron cuando Blancanieves despertó. Ella los miró asombrada y, luego de pensar un poco, accedió encantada a la vez que les relataba los detalles de su triste historia.

Entretanto, la siniestra madrastra vivía encantada en su palacio hasta que cierto día, al volver a preguntar a su espejo, este le dijo:

-“Blancanieves es la más guapa.”

-“Pero, ¡Blancanieves está muerta!”

-“No lo está”- le aseguró el espejo – “vive en el bosque, en la casa de los enanitos”.

La infame reina se disfrazó de vieja y marchó a buscar a Blancanieves. En el brazo llevaba una cesta llena de manzanas envenenadas. Llegada a la casa del bosque, llamó a la puerta y dijo:

-"Soy una pobre anciana que os trae una cesta con manzanas".

Blancanieves abrió la puerta, pero no reconoció a la reina oculta bajo el disfraz.

-“Come las que quieras, están muy dulces” – animó la bruja.

La joven tomó una que brillaba como el sol y, al morderla, calló muerta al suelo. La madrastra regresaba contenta a palacio convencida de que ahora era ella la más hermosa del lugar.

Los enanitos quedaron muy tristes al volver y lloraron desconsoladamente mientras construían una caja de cristal donde introducir el cuerpo de Blancanieves.

Estaban a su alrededor, muy afligidos, en un claro del bosque, cuando acertó a pasar por allí un apuesto príncipe que quedó prendado con la belleza de la niña. Sin dudarlo, abrió la urna y depositó un besó en la mejilla de la princesa.

¡Y Blancanieves despertó!

-¡Dios Santo!, ¿dónde estoy?

Y el príncipe le respondió loco de alegría:

-Estás conmigo.

Y, después de que le explicaran todo lo ocurrido, dijo:

-Ven al castillo de mi padre y serás mi esposa.

Y, Blancanieves, ¡accedió! Por eso, en compañía de su enamorado y sus amigos los enanitos, inició el largo viaje.

Llegados al palacio del príncipe, se dispuso todo para la boda. ¡Sería una ceremonia de gran magnificencia y esplendor!

La malvada madrastra también fue invitada a la fiesta. Y cuando, ataviada con sus vestidos más lujosos, se miró en el espejo, éste le dijo en tono divertido:

-“Señora, eres como una estrella, pero la reina joven es mil veces más bella”.

La sorprendida mujer tuvo un sobresalto tremendo. Pensó no asistir a la boda. Pero la curiosidad pudo más que su razón y quiso ver la verdad de esa afirmación. El disgusto al ver a Blancanieves fue tal que le costó la vida.

Blancanieves, el príncipe y los siete enanitos vivieron largos años de felicidad siendo muy amados por los habitantes de aquel reino.

 


 

Responsables últimos de este proyecto

Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado

Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica

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