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TOMÁS DE LEMOS. VIDA Y OBRAS |
Los documentos que aquí se insertan son obra del hacer entregado y estudioso de D. Ramón Hernández, historiador de la Orden de Predicadores. Profesor, teólogo, bibliotecario... pasa sus últimos años de vida en San Esteban de Salamanca entre libros y legajos. Internet fue para él un descubrimiento inesperado. A pesar de la multitud de libros y artículos publicados en todo el mundo con fruto de su trabajo la Red ayudó a llevar su pensamiento hasta los más recónditos lugares del planeta: «Me leen ahora en la web, en un solo día, más personas que antes con mis libros en todo un años» solía decir con orgullo refiriéndose a este proyecto. Para acceder a estos contenidos se debe utilizar el Menú Desplegable «ÍNDICE de DOCUMENTOS». Para otras opciones: Seguir «DIRECTORIO PRINCIPAL» o el botón: «Navegar» |
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Escritos de Fray Tomás de Lemos
Carta doctrinal importante del Maestro
Es Tomás de Lemos uno de los clásicos tomistas de la
gracia. Su actividad docente en la Orden Dominicana tuvo lugar cuando ardían las
más duras polémicas entre Domingo Báñez y Luis de Molina sobre la eficacia de
los divinos auxilios y su relación con la libertad humana. Este
resquebrajamiento de la monolítica escolástica en dos mitades, que se miraban
mutuamente como extrañas, tenía en vilo al mundo cristiano por sus imprevisibles
consecuencias de catástrofe. ¿Nueva escisión, después de las ya sufridas a lo
largo del siglo XVI?
Tomás de Lemos captó pronto la importancia del tratado
de la gracia y se preparó en serio para entrar en el combate. San Agustín de
Hipona y Santo Tomás de Aquino son sus autores predilectos: no afirma, no
avanza, no concluye sin estos dos arrimos, que forman los dos pedestales sobre
los que se levanta su monumental obra Panoplia de la Gracia[1].
1. Datos de su vida
Había nacido en Ribadavia hacia 1545[2].
Sus padres, Diego de Lemos y Beatriz García de Lemos, descendían de los grandes
condes de Lemos y tenían su casa en la plaza mayor de la citada villa; esa casa
aún se conserva y en ella vio la luz nuestro teólogo. Perdió de niño a su padre
y en su adolescencia a su madre.
El hermano mayor, Santiago –Tomás era el último de
cinco hermanos, una hembra y cuatro varones- le procuró las primeras letras en
el pueblo. Sus biógrafos vienen repitiendo de generación en generación que
Santiago le pagó también la carrera jurídica en Salamanca, graduándose en la
ciudad del Tormes en ambos derechos. Yo he mirado detenidamente los libros de
matrículas y no he encontrado su nombre[3].
Entra ya mayor, quizás pasados los treinta años, en el
convento dominicano de Ribadavia. Terminados sus estudios teológicos con el
grado de Lector, ejerce su profesorado de Teología en diversos conventos de su
Orden. También sobre este particular han venido repitiendo los biógrafos que
enseñó teología en la universidad de Valladolid. La voluminosa historia de esta
universidad de Mariano Alcocer no le reconoce ese mérito[4].
Como cierto debe darse su profesorado en el convento de
San Vicente Ferrer de Plasencia, pues lo testifica un autor contemporáneo,
perteneciente a esa comunidad, Fray Alonso Fernández[5].
Otra noticia interesante es la que da el propio Tomás de Lemos en carta a su
hermano Santiago; la escribe en 1596 desde el convento de San Pablo de Palencia,
y acusa humildemente la privación de una cátedra en algún estudio de la Orden[6].
La gran sorpresa que le abrió las puertas de la fama,
la dio el teólogo gallego en el año 1600, en el Capítulo General de la Orden de
Predicadores, celebrado en Nápoles. Allí en nombre de la Provincia Dominicana de
España expuso y defendió la posición tomista de la cuestión del momento: la
predeterminación física de los divinos auxilios. La brillantez de su elocuencia,
la fuerza de su argumentación, el conocimiento y familiaridad con los escritos
de santo Tomás y de san Agustín, le crearon una aureola de tanta luz entre los
Padres capitulares que todos le propusieron como el campeón señalado para la
lucha contra el molinismo.
Las discusiones sobre la gracia se habían enardecido en
España, sobre todo con la publicación de la obra de Luis de Molina, Concordia
liberi arbitrii cumgratisae donis… en 1588[7].
Denunciado el asunto en Roma, el papa Clemente VIII, viendo la gravedad de la
cuestión y las consecuencias que podría traer el problema, nombró una
Congregación especial para este negocio, que empezó a funcionar, analizando los
memoriales de una y otra parte, a principios de noviembre de 1597.
Tomás de Lemos fue llamado a Roma después del Capítulo
General de mayo de 1600, empezando a actuar públicamente en la Congregación de
los Divinos Auxilios del 23 de enero de 1601. Hasta entonces habían llevado el
peso de las disputas por parte de los dominicos los teólogos Diego Álvarez y
Rafael de Ripa.
Llegaba nuestro personaje al palenque en el momento
cumbre de la controversia. Clemente VIII, deseoso de dar una solución decisiva,
redujo tanta reunión y examen de memoriales a un torneo teológico entre
dominicos y jesuitas, teniendo por presidente el mismo papa. Formaban el
conjunto de controversistas de la Compañía de Jesús Gregorio de Valencia, Pedro
Arrubal, Hernando de Bastida y Juan de Salas. La representación dominicana quedó
reducida a Tomás de Lemos, una vez probados en las primeras actuaciones su
dominio en la materia y la exuberancia de recursos teológicos y dialécticos
sobre ella.
Treinta y ocho fueron las disputaciones entre los
teólogos de ambos bandos, presididas por Clemente VIII. Tomás de Lemos asistió a
todas ellas, menos a dos por enfermedad, siendo suplido en esas dos por Diego
Álvarez. Clemente VIII murió sin hacer público el dictamen supremo. Su sucesor,
Pablo V, continuó las sesiones, presidiéndolas también personalmente. Las
discusiones entre los teólogos ante Paulo V fueron diez, que se extendieron
desde septiembre del 1605 hasta febrero del 1606. El nuevo Papa no quiso
inclinar a ningún lado la balanza, y en su decreto decisorio se limita a
prohibir que se censuren mutuamente de herejes los contrincantes[8].
El teólogo de Ribadavia recibió el Magisterio en
Sagrada Teología –distinción suprema académica dentro de la Orden Dominicana- en
el Capítulo General celebrado en Valladolid a partir del 29 de marzo de 1605[9].
La Provincia Dominicana de España aceptó dicha graduación en el Capítulo
Provincial de 1605, que tuvo igualmente lugar en Valladolid, comenzando el 4 de
junio[10].
Disuelta la congregación de los divinos auxilios, se
retiró Tomás de Lemos al convento de Santa María Sopra Minerva de Roma,
desempeñando el cargo de consultor del Santo Oficio. En una carta escrita por un
sobrino suyo desde Roma se nos presenta a Tomás de Lemos viviendo en el Palacio
Apostólico; seguramente desempeñaba en ese tiempo algún cargo en la curia, como
penitenciario del papa, según repiten sus biógrafos[11].
Nuestro protagonista escribe el 29 de marzo de 1624 a
otro sobrino, Antonio de Lemos, y habla de su casi ceguera, que le obligaría a
llevar una vida plenamente recluida en su convento[12].
Tal vez por ese defecto de vista hubo de regresar en torno a ese año a la
comunidad de la Minerva, abandonando la curia pontificia.
Una carta suya acerca de los problemas de la gracia y
de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, escrita en 1619 reproduciremos
en el apéndice de nuestro estudio.
En los libros registros de los Maestros y oficiales
supremos de la Orden de Predicadores aparece con frecuencia nuestro teólogo. El
20 de febrero de 1618 se le encomienda de parte de la Sagrada Congregación de
Ritos el examen de la causa de la sierva de Dios Águeda de la Cruz, dominica
secular[13].
En el libro registro de los consejos del Procurador
General de los Dominicos, Padre Fray Lucas Castellini, se apuntan varias
intervenciones de Tomás de Lemos. Así el 3 de mayo de 1622 se designan cuatro
Padres para examinar los escritos sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen
María; entre ellos figura el teólogo de Ribadavia, que había asistido a ese
consejo. Dos días más tarde fue aprobado un pequeño libro, en el que se combate
la doctrina inmaculatista y se decide su presentación al Romano Pontífice y al
Santo Oficio como representativo del pensamiento dominicano en esa materia[14].
En ese mismo año de 1622, en los meses de junio, julio,
agosto y octubre vemos a nuestro Fray Tomás presente en los mencionados consejos
sobre problemas disciplinares dentro de la Orden[15].
Al año siguiente interviene una sola vez, el 30 de octubre de 1623, en que
defiende con éxito la nulidad de un proceso contra dos hermanos cooperadores por
pare de un prior conventual, y pide la corrección y castigo de ese prior[16].
Lo vemos luego muy raramente en esos consejos hasta
1628, en que vuelve a intervenir en algunos de ellos. En el del 11 de mayo de
1628 se discutió sobre la fuga del convento de fray Andrés de Prapono, ordenado
ya de diácono. Tomás de Lemos defendió la nulidad de la profesión de ese
religioso por haberla emitido antes de los dieciséis años de edad, pero debía
ser considerado como profeso tácito por sus actos positivos en la vida
religiosa; esta sentencia fue aceptada por casi todos los consejeros. Se propuso
luego si debía ser considerado como apóstata de la religión, y por lo mismo ser
castigado como tal. El parecer de Lemos fue aceptado por todos: sí; debía ser
considerado como apóstata de la religión, y debía ser también castigado, pero no
con rigor.
El 15 de mayo de 1628 está presente en el consejo del
Vicario General de la Orden de Predicadores. En él se trata de la confirmación
del recién elegido Prior Provincial de la Provincia Romana, Fray Francisco
Magdaleno Capiferreo. El primero en dar su voto afirmativo fue nuestro teólogo[17].
Todavía en ese año lo vemos en otros consejos, pero el 6 de septiembre de 1628
desaparece de esas reuniones.
Enfermo primero de la vista, con más de ochenta años a
sus espaldas, vive el último año de su vida casi en completo silencio. Sin
moverse del convento dominicno de Santra María sopra Minerva, fue definidor o
representante de la Provincia Dominicana de España en el Capítulo General allí
celebrado el 2 de junio de 1629[18].
Discrepan los autores sobre la fecha exacta de su
muerte. Los mejores biógrafos señalan el año 1629, el mes de agosto. En una
carta del Maestro del Sacro Palacio, escrita el 17 de octubre de 1629, se dice:
“el Muy Reverendo Padre Maestro Fray Tomás de Lemos, que nos ha faltado el mes
pasado de agosto, se nos ha ido al cielo”[19].
Los más fidedignos señalan el 23 o el 24 de de agosto.
Claramente se confunde el Necrologium del
convento de Santa María de la Minerva de Roma, elaborado en 1823 por el gran
historiador dominico Pío Tomás Masetti, trastocando quizás los números, cuando
escribe: “1623, Agosto, 19. [Falleció] el Padre Maestro Tomás de Lemos, hispano,
varón piadosísimo y doctísimo, valiente propugnador de la gracia eficaz en las
Congregaciones sobre los [Divinos] Auxilios, y esclarecidísimo escritor. Fue
sepultado en un lugar separado ante un gran concurso del pueblo, que cortaba
trozos de su hábito”[20].
Todos los testimonios antiguos nos hablan de su
extraordinaria virtud. Su devoción a la Virgen María queda manifiesta en las
cartas que de él se conservan, donde evoca varias veces a la patrona de su
pueblo natal, la Virgen de Valparaíso[21].
El Capítulo General de la Orden de Predicadores 1642,
celebrado en Cornegliano, hace una lista de algunos frailes, que según
referencia de los definidores, murieron santamente en los últimos años. Se dice
ahí que pasan por alto a los Padres Tomás de Lemos y Pedro Zaragoza de Heredia,
“pues su vida integérrima, sus obras gloriosas y su preciosa muerte se dieron a
conocer por separado en unas relaciones breves, impresas, distribuidas por toda
la Orden[22]”.
Tal vez de esa relación, publicada inmediatamente
después de su muerte, proceda la pequeña biografía, que figura en la Cronica
de los Maestros Generales, impresa con las constituciones dominicanas de
1690; se dice ahí que murió siendo “octogenarius major” y con gran opinión de
santidad[23].
Escritos de Fray Tomás de Lemos
Sus obras impresas son solamente dos y ambas fueron
llevadas a la imprenta después de su muerte:
■ ADMODUM REVERENDI PATRIS MAGISTRI FRATRIS THOMAE DE
LEMOS, Panoplia gratiae seu de rationalis creaturae in finem supernaturalem
gratuita, divina, suavi-potenti ordinatione, ductu, mediis, liberoque progressu.
Dissertationes theologicae ab authore in IV tomos distributae.
Tomus Primus.
Isagogicus.
De
Pelagio et sequacibus nimirum extollentibus humanum arbitrium. Deque aliis id
nimirum deprimentibus, maxime post vulnus peccati originalis. Item de
infallibilitate Divinarum Praediffinitionum, salva rerum contingentia, et
arbitrii libertate.
Impr. Claudio Landas, Leodii (Lieja), 1676.
Tomus Secundus. De Summa Dei Providentia et
efficacissima Praedestinatione Sanctorum.
Impr. Claudio Landas, (Leodii), Lieja, 1676.
Tomus
Tertius. De influxu Dei in secundas causas naturalis ordinis, ut suas
operationes naturales producant.
Impr. Claudio Landas, Leodii (Lieja), 1676.
Tomus
Quartus. De
Praevenientis Gratiae efficacia, qua Deus operatur in nobis et velle et operari
pro bona voluntate. Impr. Claudio Landas, Leodii (Lieja), 1676.
■
Acta omnia congregationum et disputationum, quae coram Sanctissimis Clemente
VIII et Paulo V, summis pontificibus sunt celebratae in causa et controversia
illa magna de auxiliis divinae gratiae, quas disputationes ego Frater Thomas de
Lemos eadem divina gratia adiutus sustinu contra plures ex Societate.
Impr.
Gil Denique, Lovaina, 1702.
Los originales manuscritos de estas obras se encuentran
en el Archivo Generalicio de la Orden de Predicadores (AGOP), en la Serie XIV.
En esta serie se encierra el conjunto más brillante de toda la obra manuscrita
de Tomás de Lemos; nada menos que 16 volúmens, la mayoría muy gruesos, sobre las
cuestiones de la gracia.
Son muchos los manuscritos lemosianos que encontramos
en la Biblioteca Nacional de París y sobre todo en las bibliotecas antiguas de
Roma. Antonio Michelitsch nos ofrece una amplia lista sobre este particular,
pero he podido observar bastantes fallos, pues trabajaba sobre catalogos, que no
son completos[24].
Así de la Biblioteca Casanatense de Roma no menciona los códices 2447-2448
(signatura antigua X.IV. 15-16). Hay también manuscritos lemosianos sobre la
gracia en la Biblioteca Apostólica Vaticana, como los códices 862, 1059-1074 y
8532 del Fondo Barberini Latino de esa Biblioteca. La enumeración detallada
ocuparía muchas páginas. Basten aquí estas orientaciones, esperando ofrecer en
otra ocasión una relación más minuciosa..
En el Archivo Generalicio de la Orden de Predicadores,
en el convento de Santa Sabina de Roma, se conserva la obra de Fray Tomás de
Lemos, titulada De Immaculata Conceptione Beatae Mariae Virginis, en la
serie XIV, volúmenes 258, 279 y 493.
Cuatro cartas del Padre Tomás de Lemos publicó Leopoldo
Meruéndano a principios del siglo XX[25].
En los volúmenes sobre la gracia del citado Archivo Generalicio de la Orden de
Predicadores hay también alguna carta de presentación. Otra carta autógrafa
encontramos en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca. Manuscrito 196,
pág. 574s; en ella se hace eco, entre otras cosas, de la controversia de
los Auxilios. Alguna otra daremos a conocer en otro momento.
Carta doctrinal importante del Maestro
Fray Tomás de Lemos
Di a conocer esta carta, hasta entonces desconocida, en
1981. Está datada y fechada en Roma, el 2 de septiembre de 1619. No es
autógrafa, sino una copia muy poco posterior al original. Habla de los problemas
y disputas sobre la gracia y sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen María,
Madre del Salvador. El destinatario es Gaspar Ran de Barbastro, antimolinista;
noticias suyas pueden encontrarse en los grandes bibliógrafos, como Nicolás
Antonio, H. Hurter, etc. Se conserva la carta en Barcelona, Biblioteca de la
Universidad, manuscrito 1008, folios 306v-307v. En la transcripción respetamos
la grafía; en la puntuación del texto nos permitimos rara vez introducir alguna
coma y algún punto, que faciliten la lectura; también nos permitimos subrayar o
transcribir en letra cursiva los títulos de las obras que se citan en la carta.
[fol. 306v] “Carta que el Padre Maestro Fray Thomas de
Lemos, de la Orden de Predicadores, escrivió desde Roma al sobredicho
Doctor Ran.
“Con el ultimo correo recibi la de vuestra merced con
el parecer [fol. 307r] sobre el juramento, y lo primero me dio summa pena essa
rebellion de pueblo contra vuestra merced y que intentasen tales cosas, pero la
divina gracia, cuyo vasleroso defensor es vuestra merced, le a librado y
librará, como a mi me a librado de persecuciones mayores, y mucho mas, que no
son para cartas. Esta gran pena me a aliviado ver que ya parece que la
Ynquisición comiença a hazer algo, pues prohibio aquel cuadro tan escandaloso, y
mando a los Prelados de las Religiones miren como proceden, y no pemitan que sus
frayles hablen contra los motu proprios y decetos delos Papas, que en esto
consiste la paz de essos Reynos, y ansí los Cardenales Ynquisidores lo dizen, y
preguntan qué hazen los Ynquisidores de España?
“Quanto al parecer sobre el juramento que vuestra
merced embia, todo el es tan docto y tan fundado, y con tan efficaces razones;
es tan pio y tan zeloso como de vuestra merced se podía y devia esperar. No ay
en el cosa que no sea digna de notary alabar. Yes gran ceguera la que tienen por
su gran passión los que le contradicen; pero, como son desgraciados y niegan la
divina gracia, que no negaran? Bien se sabe que toda esta tempestad de
concepcion nace de la divina gracia, porque los principales levantadores de esta
furia lo hazen para, por esta via, hazer se olvide la causa sobredicha; pero no
saldran con su intento, porque esta ola passara, y ya va muy passando, y la
divina gracia volvera por si.
“El obispo de Cartagena, y todos los de su parte, estan
aqui muy marchitos, porque, como es firme Roma, no la bambolean las tempestades
de España, ni de otra parte alguna. Dizen se ira presto el dicho obispo, y yo
pienso sera ansi; porque ni a echo, ni haze, ni haa nada. Una sola cosa a hecho,
que a sido de muy grande importancia, y es que el Papa y Cardenales an vistolos
pocos fundamentos de su sentencia, y losmuchos de la nuestra; porque de una
parte y otra se an hecho grandes estudios, y por mi se a respondido amuchisimas
cosas.
“El lugar de san Fulgencio que vuestra merced pide,
yolemostre aquí en Roma, y todos se turbaron, viendole; y a echo en esta causa
el, no obstante las falsissimas explicaciones que le dan, delo qualse hizo
ostentación. Digo que este lugar de san Fulgencio es en el libro De
Yncarnatione et Gratia Domini Nostri Iesu Christi, seu de Gratia et Libero
Arbitrio ad Petrum Diaconum, en el capitulo 9, ubi sic habet: Haec es gratia
qua factum est ut Deus qui venit peccata tollere, quia peccatum in eo non est,
homo conciperetur atque nasceretur in similitudine carnis peccati de carne
peccati [fol. 307v] quippe Mariae, quae in iniquitatibus fuerat humana
solemnitate concepta caro fuit utique peccati, quae Filium Dei genuit in
similitudine carnis etc.
“Pero advierta vuestra merced que en los Fulgencios de
impression antigua no sehalla, por lo qual los contrarios lo quisieron
calumniar, pero no les valió; porque en la ultima impression de Basilea (madre
de la concepción) se pone este tratado con otro título de Pedro Diácono, y el
prólogo manifiesta ser auténtico de Fulgencio. Y de este tratado de Fulgencio
contra los pelagianos hazen mención los hystoriadores hasta el Cardenal
Belarmino in libro De Ecclesiasticis Scriptoribus. Y ansi se probo aquí
ser libro de Fulgencio.
“El titulo deste libro es Divi Fulgentii
Rupensis Episcopi et aliorum 15 Episcoporum Affricae De Yncarnatione et Gratia
Domini Nostri Jesuchristi, seu De Gratia et Libero Arbitro ad Petrum Diaconum et
socios qui ex Oriente in causa fidei Romam missi sunt. La impressión es
Basileae per Sebastianum Henri Peti. En el qual libro san Fulgencio con los 15
obispos responden a Pedro Diacono et collegas progratia contra Pelagianos.
“El título del tratado de Pedro Diacono a quien se
responde dice assi: Divi Petri Diaconi et aliorum, qui in causa fidei a
graecis ex Oriente Romam missi fuerant De Yncarnatione et Gratia Domini Nostri
Jesuchristi, seu De Gratia et Libero Arbitrio ad Fulgentium et alios
Episcopos Afficae liber unus. En el qual libro estos orientales profitentur
efficaciam gratiae contra Pelegianos optime, et occasione dicunt Virginem in
originali conceptam; pero tan claro como Fulgencio y los otros 15 obispos.
“Y Fulgencio approbat la confession de la fe
Orientalium in materia gratiae, et dicit de Conceptione veba relata. Y es
egregio este libro de Fulgencio contra los Pelagianos, et divina providentia,
cum his temporibus prodit in lucem, mucho mas por esta causa que por la de la
Concepcion le querían algunos negar; pero no les valio, como dixe. Nuestro Señor
a vuestra merced en su santa gracia conserve. Roma, 2 de setiembre 1619. Humilde
siervo de vuestra merced, Fray Thomas de Lemos”
Notas
[1] La ficha bibliográfica de esta magna obra en cuatro gruesos
volúmenes, que muchos la consideran como la más completa sobre las cuestiones de
la gracia, la damos en el segundo punto de esta introducción, donde hablamos de
los escritos de Tomás de Lemos. Nuestro estudio, como iremos notando, se efectúa
sobre el Tratado IV del libro III de esta Panoplia de la Gracia. Lo
encontrarás en la revista “Augustinus” 16 (1981), págs. 98-138. Celebrábamos los
mil seiscientos años de la conversión de San Agustín.
[2] Para la parte histórica de esta trabajo hemos contado con material
archivístico de: Archivo Generalicio de la Orden de Predicadores (AGOP), sito en
el convento de la Orden Dominicana de Santa Sabina de Roma; Archivo del Convento
de Santa María sopra Minerva de Roma. Hemos extraído datos de los fondos
antiguos de las bibliotecas siguientes: Biblioteca Apostólica Vaticana, Bibl. de
la Universidad de Barcelona, Bibl. Casanatense de Roma, Bibl. Angélica de Roma.
Aparte de las colecciones bibliográficas antiguas, pueden consultarse los
siguientes estudios sobre Tomás de Lemos:
Meruéndano, Leopoldo, Apuntes históricos sobre la vida, trabajos y
escritos del insigne teólogo Fray Tomás de Lemos…, Orense 1906;
Pardo, Aureliano, Un discípulo
favorito del Angélico, Fray Tomás de Lemos, O.P., “El Santísimo Rosario, 43
(1928), págs. 157-166; González,
José Luis, A la memoria
del P. Lemos, “Ideales” 29 (1929), págs. 256-262;
Pardo, Aureliano, El convento de Santo Domingo de
Ribadavia, “Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y
Artísticos de Orense” 10 (1933-1934), págs. 126-130, 147-154 y 171-174.
[3] En estas pesquisas por el Archivo de la Universidad de Salamanca he
encontrado algunos nombres que pudieran tal vez evocar alguna relación con los
Lemos de Ribadavia: Tomás Fernández y Pedro Fernández, naturales de Ribadavia,
de la diócesis de Tuy (Archivo de la Universidad de Salamanca, Libro 298,
Registro de Matrículas 1583-1584, fols. 72v y 107v); Santiago Rodríguez de
Camba y Tomás Fernández de Sosa, naturales de Ribadavia (ib., Libro 301,
Registro de Matrículas 1586-1587, fols. 54v y 56v); Miguel de Lemos, natural
de Renados, de la diócesis de Lamego en Portugal (ib., Libro 300, Registro de
Matrículas 1585-1586, fol. 81v).
[4] Meruéndano, L.,
Apuntes históricos…, Orense, 1906, pág. 43, dice: “Consta que Lemos fue
catedrático de Teología en la universidad de Valladolid”. Esto mismo aseguran A.
Pardo y los otros biógrafos modernos. Antes que ellos lo habían asegurado
anteriores autoridades como Biografía Eclesiástica Completa… Tomo XI,
Madrid-Barcelona, 1857, pág. 1124: “enseñó Teología en la universidad de
Valladolid en 1574”.
[5] Fernández, Historia y
Anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia…, Madrid, 1627, pág. 112a: “El
Maestro Fray Tomás de Lemos, que ha asistido en la Corte Romana a la causa de
los auxilios, y dexó el obispado de la ciudad de San Marcos en Calabria, tiene
dos tomos de materias escolásticas, que se darán a la luz”. Da esta breve nota
al mencionarlo en su elenco de profesores del Estudio Dominicano de San Vicente
Ferrer de Plasencia. Ya antes lo había incluido entre los profesores de San
Vicente de Plasencia Juan López en
Tercera Parte de la Historia General de Sancto Domingo, y de su Orden de
Predicadores…, vol. I, Valladolid, 1613, lib. III, cap. 6, pág. 160b
(equivoca el texto la pág.; en verdad es pág. 198b): “El Maestro fray Tomás de
Lemos, que asiste en la Corte Romana a la causa de auxilios,
que la Orden trata, y dexó el obispado de la ciudad de San Marcos
en Calabria”.
[6] “Y en cuanto a la cátedra no me hicieron injuria ninguna en
absolverme de un cargo, que yo nunca supe cumplir con él” (Meruéndano,
L., Apuntes históricos…, Orense,1906, pág.137.
Forte, Stefano L., I
Domenicani nel Carteggio del card. Scipione Borghese, Protettore dell’Ordine
(1606-1633), en “Archivum Fratrum Praedicatorum” 30 (1960), pág. 388, n.
202, dice que, según una carta del cardenal Scipione Borghese al conde de Castro
(Roma, 2 de octubre del 1618), se había pensado en Fray Tomás de Lemos para
Vicario General de la Orden Dominicana. ¿Lo rechazaría como rechazó el obispado
de San Marcos de Calabria, según Alonso Fernández y Juan López, conforme vimos
en la nota anterior?
[7] En el examen de la doctrina de Luis de Molina es necesario conocer
las dos primeras ediciones por él efectuadas, ya que en la segunda se corrige el
texto de la primera. Ficha de la primera edición:
Molina, L. de, Concordia Liberi Arbitrii cum Gratiae
Donis, Divina Praescientia, Providentia, Praedestinatione et Reprobatione, ad
nonnullos Primae Partis Divi Thomae articulos…, Lisboa, 1588. La segunda
edición tiene este título y pie de impresión: Liberi Arbitrii cum Gratiae
Donis, Divina Praescientia, Providentia, Praedestinatione et Reprobatione
Concordia, Altera sui Parte auctior…, Amberes, 1595. Amediadosdel siglo XX
se hizo una edición crítica con esta presentación:
Molina, L. de, Liberi Arbitrii
cum Gratiae Donis, Divina Praescientia, Providentia, Praedestinatione et
Reprobatione Concordia. Editionem Criticam curavit Iohannes Rabeneck, S.I.,
Oña-Madrid, 1953.
[8] Denzinger, H., y Schönmetzer,
A., Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus
fidei et morum…, Barcelona, Ed.Herder, 1965, n. 1997, págs. 443 y 444.
[9] Acta Capitulorum Generalium Ordinis Praedicatorum, vol. VI ab anno
1601 usque ad annum 1628…
Recensuit Frater Benedictus Maria
Reichert…,
Roma, 1902, pág. 74: “In provincia Hispaniae approbamus Magisteria
reverendorum Patrum Fratris Didaci Alvarez et Fratris Thomae de Lemos et Fratris
Alfonsi de León».
[10] Haec sunt Acta Capituli
Provincialis… Anni 1605, Valladolid 1605 (original impreso), fol. 1v:
“Acceptamus Magisterium Patris Fratris Foelicis de Plaça, Prioris Conchensis, et
Patris Fratris Didaci Alvarez, Lectoris Sanctae Mariae super Minervam et Patris
Fratris Thomae de Lemos ».
Una edición de las Actas de los Capítulos Provinciales
de la Provincia Dominicana de España de principios del siglo XVII, de carácter
divulgativo, hizo en la primera mitad del siglo XX el P. Luis González
Alonso-Getino; en esta edición, sin año, ni lugar, ni nombre oficial de editor,
se encuentra el párrafo en la pág. 35.
[11] Meruéndano, L.,
Apuntes históricos…, Orense, 1906, dice en la pág. 90 que fue catedrático
del Colegio de la Minerva, y en la pág. 92 afirma que ostentó el cargo de
Maestro del Sacro Colegio en el Vaticano. Las dos cosas son falsas, pues la
documentación sobre ambos puntos en este tiempo es muy precisa y su nombre está
ausente de esos cargos. La carta que citamos es recogida por Meruéndano en la
obra que acabamos de citar, en las páginas 42-147.
[12] Meruéndano, L.,
Apuntes históricos…, Orense, 1906, págs. 147-150.
[13] Archivo Generalicio
de la Orden de Predicadores (AGOP), en el convento de Santa Sabina de Roma,
Serie IV, vol. 59, fol. 1v.
[14] Ib., vol. 63, fol. 2.
[15] Ib., vol. 63, fols. 4,
6, 7 y 9.
[16] Ib., vol. 63, fol. 13v.
[17] Ib., vol. 63, fols. 15 y
16.
[18] Acta Capitulorum
Generalium Ordinis Praedicatorum vol.VII. Ab anno 1629 usque ad annum 1656…
Recensuit Frater Benedictus
Maria Reichert…,
Roma, pág. 2. Fue elegido entonces Maestro de la Orden de Predicadores Nicolás
Rodolfi.Para Tomás de Lemos no supuso molestia asistir a este Capítulo, que se
celebraba en su convento.
[19] Meruéndano, L.,
Apuntes históricos…, Orense 1906, págs. 133-135, recoge una carta, inmediata
a la muerte de Tomás de Lemos, escrita por el Maestro del Sacro Palacio, Fray
Nicolás Ricarde, en que se hace eco de su muerte y de la fama que ha dejado de
santidad.
[20] Dice el texto latino: “1623, Aug., 19. P. Mag.
Thomas
de Lemos, Hispanus, vir piissimus et doctissimus, gratiae efficacis in
Congregationibus de auxiliis strenuus propugnator, et scriptor clarissimus.
Sepultus fuit in loco
separato, mago populi concursu, vstis descerpentis… » (Necrologium
venerabilis conventus Sanctae Mariae Super Minervam de Urbe, Ordinis Fratrum
Praedicatorum ab anno 1575, pág. 10).
[21] Meruéndano, L.,
Apuntes históricos…, Orense, 1906, pags. 137, 141, 149. Este título de
Nuestra Señora de Valparaíso se cambió algo más tarde por el de Nuestra Señora
del Portal.
[22] Acta Capitulorum
Generalium Ordinis Praedicatorum, vol. VII, ab anno1629 usque ad annum1656…
Recensuit Frater Benedictus
Maria Reichert…,
Roma, 1902, pág. 96.
[23] Compendiosa Chronica Reverendissimorum Magistrorum Generalium Ordinis
Fratrum Praedicatorum, impresa con paginación propia al final de la
Regula S. Augustini et Constitutiones Fratrum Praedicatorum…, Roma, 1690,
pág. 108s. De la virtud y estima general de que gozaba Tomás de Lemos habla una
circular del Maestro General Nicolás Ridolfi, que recoge
Álvarez, Paulino, Santos,
Bienaventurados, Venerables de la Orden de Predicadores… Volumen Tercero.
Venerables, Vergara 1922, págs. 244-254.
[24]
Michelitsch, A., Kommentatoren zur Summa Theologiae des
hl.
Thomas von Aquin…,
Graz y Viena, 1924, págs. 108-111 y 184-187. Para la Biblioteca Angélica de Roma
es necesario tener en cuenta a Narducci,
Enrique, Catalogus codicum manuscriptorum praeter graecos et
orientales in Bibliotheca Angelica…, Tomus Prior, Roma, 1893.
[25] Meruéndano, L.,
Apuntes históricos…, Orense, 1906, págs. 136-150.
Responsables últimos de este proyecto Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica |
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