Proyecto «Angarmegia: Ciencia, Cultura y Educación». Portal abierto y colaborativo de Investigación y Docencia
 InicioNavegarBuscar /

Cuéntame una historia

DIRECTORIO

de la

SECCIÓN

EL MAGO DE OZ

Los audios a los que desde aquí se accede se han preparado expresamente para desarrollar los programas académicos que trabajamos y motivar a nuestros alumnos. En íntima relación con nuestros contenidos de «Animación a la lectura», sirven de base para algunos de nuestros vídeos y actividades interactivas. También están disponibles en nuestra estructura «Wiki» colaborativa, abierta a cualquier docente o alumno que quiera participar aportanto material, ideas o sugerencias. Será bienvenido.  Para acceder a estos contenidos se debe utilizar el «DIRECTORIO de la SECCIÓN». Para otras áreas de conocimiento u opciones use el botón: «Navegar»

 

TEXTO ADAPTADO 

 

Dorothy vivía con sus tíos en una hermosa casa de madera en medio del campo. Era una región poco poblada y muy árida. Como único compañero de juego tenía a Totó, un perrito revoltoso e inteligente.

Un día, un terrible tornado apareció de la nada y se tragó por completo la casa y el granero. Dorothy y Totó, que jugaban dentro, se asustaron mucho al notar como la casa se despegaba del suelo.

Al mirar por la ventana se dieron cuenta que volaban en círculos sobre el terreno. No podían creerlo. Primero giró dos o tres veces en el aire y luego comenzó a volar en silencio, arrastrada por el viento.

Pasaron así varios días. No dejaban de mirar por la ventana. La casa seguí subiendo sin cesar y ellos solo podían ver nubes. Una mañana, Totó y Dorothy se despertaron con el ruido de la madera que crujía. La casa había aterrizado sobre un hermoso prado de césped verde brillante.

Dorothy ya no tenía miedo y, empujada por la curiosidad, salió para mirar a su alrededor. No había rastro de sus tíos ni de los vecinos. Tampoco estaban los animales de la granja. Se preguntó cómo volverían a casa y si estaban muy lejos.

Decidió que había que aventurarse en la espesura del bosque para encontrar una forma de regresar. Quizás algún leñador les podría indicar un camino. Por eso, junto a Totó, empezó a caminar por el bosque.

Apenas había recorrido unos metros encontraron una extraña senda. Entre los arbustos y el césped cubierto de hojas había un sendero formado por baldosas amarillas grandes, pequeñas y medianas, cuadradas y redondas. Sin dudarlo, comenzaron a seguirlo dando alegres saltos y cantando.  Totó, siempre más prudente, olisqueaba, curioso, el suelo.

Transcurrieron horas sin que vieran a nadie. Al fin allá lejos, divisaron un Espantapájaros situado al borde del camino. Se detuvieron a contemplarlo. Inesperadamente, el espantapájaros se quitó el sombrero y dijo: 

- ¡Buenas tardes!

¡Dorothy casi se cae al suelo del susto! Y Totó comenzó a ladrar y gruñir.

-Perdona si te he asustado-, dijo muy preocupado el espantapájaros.

Preguntó luego si se dirigían a ver al Mago de Oz. Dorothy, que no podía creer que estaba hablando con un espantapájaros de trapo, se interesó por saber algo de ese Mago de Oz.

-Es el hombre más sabio y poderoso del mundo. Todo cuanto deseas, él puede conseguírtelo. Yo me dirijo a Oz para pedirle un cerebro, porque estoy cansado de tener la cabeza llena de paja.

Dorothy pensó que él podría indicarles el camino de vuelta a casa, así que reanudaron la marcha junto a Espantapájaros que protestaba porque Totó insistía en morder sus tobillos de paja.

Más adelante encontraron a un Hombre de Hojalata que descansaba sentado sobre una piedra.

-Estoy triste-, dijo.

-Pues no pareces triste-, comentó Espantapájaros-, más bien creo que estás asustado, feliz, enfadado, alegre, aliviado y cansado…, todo eso a la vez.

-Ese es mi problema-, dijo el hombre de hojalata-. No tengo sentimientos, necesito un corazón.

Dorothy y sus amigos le invitaron a continuar la búsqueda en su compañía. En eso estaban cuando apareció un león por el camino,

Se asustaron mucho porque no se imaginaban que aquel que llegaba era el león más cobarde del mundo.

-Yo quiero ser valiente-, les dijo.

Y, como siempre, el espantapájaros soltó lo primero que pasó por su cabeza.

-Por favor, no nos comas. Soy de paja y no tengo buen sabor

El león puso cara de asco y todos se rieron mucho.

Según se acercaban al castillo del mago el paisaje se hacía más extraño y fascinante: curiosas flores y plantas gigantescas sonreían a los recién llegados. Por fin llegaron. Sólo tenían que recorrer una larga avenida también de baldosas amarillas.

Antes de llamar a la puerta, se peinaron y sacudieron el polvo. Hombre de Hojalata, además, se puso unas gotitas de aceite en las rodillas para no hacer ruido al caminar.

Dentro, encontraron a un anciano de tierna mirada. Cada uno, por turnos, expuso su deseo. Dorothy soñaba con abrazar a sus tíos de nuevo, el Hombre de Hojalata quería tener un latido en el pecho que le hiciera sentir, el León tener el valor que se espera de él y Espantapájaros algo de inteligencia y no una cabeza llena de paja.

Y el Mago se los concedió. Y a Totó, que no había ladrado nada, le concedió un enorme hueso inagotable para morder y relamerse una y otra vez.

Todos celebraron haber alcanzado su objetivo con una fiesta que se alargó hasta muy tarde. Al fin, Dorothy se quedó dormida abrazada a Totó.

Al despertar se encontró en su cama y en su casa. Cada cosa estaba en su sitio y sus tíos la esperaban para desayunar. Dorthy pensó que todo había sido un sueño, pero al calzar sus zapatos, comprobó que las suelas estaban teñidas de amarillo, y desde la ventana, vio a Totó en el jardín mordisqueando un enorme hueso.

ADEMÁS

 

 

Responsables últimos de este proyecto

Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado

Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica

Apunte estadístico

Portal activo desde abril de 2004. Los auditores de seguimiento que contabilizan las visitas desde esa fecha acreditan una suma entre 4.000 y 10.000 visualizaciones diarias para el conjunto de secciones que lo integran. Las visitas en el servidor «https» son privadas y no quedan reflejadas en  los contadores visibles