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HISTORIA: FERNANDO VII

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EL PRINCIPIO

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En agosto de 1813 el triunfo de las tropas inglesas y españolas en Vitoria y San Marcial señalan el fin de la Guerra de Independencia y propicia la firma, en diciembre, del Tratado de Valençay. Napoleón retira todas sus tropas de la Península y devuelve la corona española a Fernando VII.

El 22 de marzo de 1814, el nuevo rey retorna a sus dominios a través de la frontera catalana. Allí, en nombre de la Regencia Liberal, el general Copons comunica al monarca su obligación de jurar la constitución de Cádiz de 1812. Aunque las Cortes desean su regreso inmediato a Madrid para hacer efectivo el juramento, la comitiva real demora el momento recorriendo Cataluña, Zaragoza y Valencia, ciudad a la que llega el 16 de abril. A lo largo de todo el itinerario, nobleza y clero mueven al pueblo a mostrar su adhesión al rey “Deseado”.

Ya en Valencia, sesenta y nueve diputados de las Cortes Ordinarias de 1813, la tercera parte del total, suscriben el denominado Manifiesto de los Persas que critica duramente a las Cortes constituyentes y al texto constitucional de Cádiz. En él se afirma que sólo han servido para “introducir en España las ideas subversivas e impías de la revolución francesa ajenas a la tradición nacional española”, y se solicita la convocatoria de nuevas elecciones a Cortes por estamentos con el fin de articular una Monarquía moderada, no por una Constitución, sino por las antiguas Leyes Fundamentales.

Este apoyo, la aclamación popular, la nueva situación creada en Francia con la renuncia de los derechos de Napoleón al trono que implica la restauración borbónica en ese país y la oferta de cobertura militar del general Elío, jefe del ejército de Levante, para restituir el Antiguo Régimen, dan fuerza a Fernando para firmar el Decreto de 5 de mayo de 1814 que declara nula la Constitución de 1812, y toda la legislación de ella emanada, y promete la constitución de nuevas Cortes. Tropas reales son enviadas a Guadalajara para asegurar el dominio sobre Madrid, se detiene a los regentes Agar y Ciscar y deportan y encarcelan liberales destacados. El 10 de mayo Fernando VII entra en Madrid. El pueblo grita:

¡Viva el Rey! ¡Muera la constitución!

El golpe de estado absolutista ha triunfado. Se restaura la inquisición, regresan los jesuitas y se cierran universidades y periódicos.

SEXENIO ABSOLUTISTA: 1814 - 1820  

El primer gabinete absolutista se crea el 1 de julio de 1814 bajo la presidencia del Duque de San Carlos, pero la oposición al rey Fernando no tarda en manifestarse. La burguesía liberal y las clases medias urbanas reclaman la vuelta al régimen constitucional. Muchos campesinos se niegan a la restauración del régimen señorial que significa volver a pagar rentas y tributos. Se busca el apoyo de sectores del ejército descontentos.  

Se suceden los levantamientos de militares sofocados mediante una represión feroz:

La situación económica es deplorable. La agricultura no produce, la industria está deshecha, las comunicaciones destrozadas y la Hacienda vacía. Las colonias americanas luchan por su emancipación, lo que corta brutalmente la importación de metales acuñables y el comercio ultramarino. Los precios caen y quiebran bancos y empresas.

El rey se niega a rebajar la ley  de la moneda (devaluación), a solicitar préstamos exteriores y a la instauración de impuestos especiales a clero y nobleza. El caos justifica un nuevo alzamiento el 1 de enero de 1820 iniciado en Cabezas de San Juan y encabezado por el coronel Riego con el apoyo de Quiroga, quienes se hacen con el control de las topas destinadas a sofocar los movimientos independentistas americanos, dirigiéndose posteriormente sobre la capital.

Una insurrección popular en Galicia complica más la situación para el rey. El Palacio Real de Madrid es rodeado por una muchedumbre vociferante. Fernando VII, aconsejado por el General Ballesteros, jura la Constitución en decreto firmado el 7 de marzo de 1820:

“El Rey NS se ha servido dirigir a todos sus Secretarios del Despacho el Real Decreto siguiente: Para evitar las dilaciones que pudieran tener lugar por las dudas que al Consejo ocurrieran en la ejecución de mi Decreto de ayer para la inmediata convocación de Cortes y siendo la voluntad general del pueblo me he decidido a jurar la Constitución promulgada por las Cortes generales y extraordinarias en el año de 1812. Tendreislo entendido y dispondréis su pronta publicación”.

Dos días después el rey pronuncia la frase:

“Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional”   

EL TRIENIO CONSTITUCIONAL: 1820 - 1823

El periodo contempla la formación de una Junta Consultiva, el retorno de los exiliados y encarcelamiento de “los persas”, la proliferación de clubs políticos, el auge de la masonería y muchas conspiraciones reales para retomar la situación anterior.

Los liberales, en el poder, se escinden en dos facciones: · Moderados. En su mayoría  propietarios,  grandes comerciantes e industriales. Defienden la participación de la Corona en las reformas, el sufragio censitario y Cortes de doble cámara. Su máximos representantes son Martínez de la Rosa, Agustín Argüelles, Istúriz y Pérez de Castro. Gobiernan entre 1820 y1822 (Martínez de la Rosa).

Principales decisiones:

Gobiernan entre 1822 y 1823, tras numerosas revueltas protagonizadas por Riego y Espoz y Mina que exigen la soberanía nacional y la Constitución de 1812 en plenitud y pureza. Como propaganda igualitaria llegan a repartir tierras de los ricos.

Gobiernan desde el verano de 1822 (Evaristo San Miguel y Flores Estrada). Sus líneas de actuación:

o Libertad de industria y abolición de los gremios

o Supresión de los señoríos jurisdiccionales y de los mayorazgos. Los antiguos señores se convierten así en nuevos propietarios y los campesinos en arrendatarios que pueden ser expulsados si no pagan sus rentas.

o Reforma fiscal.

Se impone una contribución única sobre la propiedad de la tierra. No llega a entrar en vigor.

No obstante, la etapa no produce resultados inmediatos y la doctrina liberal entra en cuestión: no mejora la economía, sigue la conflictividad social y se acentúa el descontento político. Se acentúa la presión absolutista, pero ahora la rivalidad es más que ideológica, es a muerte.

Hay revueltas absolutistas en Cataluña, Navarra, Galicia y el Maestrazgo. Se instituye un gobierno absolutista, la Regencia de Urgell, que reúne un numeroso ejército y se considera dotado de autoridad política hasta la vuelta de todos sus poderes al rey. Es derrotado en febrero de 1823 por Espoz y Mina.

Por su parte el monarca interfiere cuanto puede haciendo uso de su derecho a veto. Solicita, además, el apoyo de las potencias absolutistas europeas. En respuesta a tal demanda, la Santa Alianza envía un contingente de tropas al mando del duque de Angulema, los Cien mil hijos de San Luís, que con el apoyo de voluntariado español supera la resistencia liberal. El gobierno se traslada, con el rey,  a Cádiz.

El 1 de octubre de 1823, después de la batalla del Trocadero, Fernando VII vuelve a Madrid, recobra el poder absoluto y declara nulos los actos gubernamentales del Trienio Liberal. Se restaura de este modo el sistema fiscal tradicional y el absolutismo.  

LA DÉCADA OMINOSA: 1823 - 1833

La vuelta al régimen absolutista se caracteriza por otra durísima represión. Decenas de cientos de liberales son ajusticiados y varios miles han de escapar a Francia o Inglaterra. Riego es ahorcado en Madrid.  

El ministro de Justicia, Calomarde, crea la Policía Nacional con un poderoso servicio de información para garantizar el orden y, a petición del rey por miedo a futuras conspiraciones, el núcleo del ejército francés permanece en España hasta 1828.

Se establece un Consejo de Ministros que depende del rey en cuanto a nombramiento y destitución.

Pasado el frenesí vengador inicial se toman posturas más moderadas y abiertas. Cea Bermúdez, ministro de Estado, o López Ballesteros, ministro de Hacienda, tratan de establecer distancias con el absolutismo más radical. Se reglamentan escuelas y universidades y se da carta libre a los obispos para censurar las publicaciones.

Pero los problemas económicos se acentúan. España no sigue la estela de Europa en la revolución industrial. La producción en todos los ámbitos es de pura subsistencia, carente de infraestructuras y sin un mercado nacional integrado. En muchos lugares el trueque sustituye al sistema monetario. Los guerrilleros de antaño son los bandoleros de hoy.

En la relación de logros hay que destacar la creación de los Presupuestos Generales del Estado con la doble partida de ingresos y gastos, la promulgación del Código de Comercio y la Ley de Bolsa (1931) que posibilita la creación de la Bolsa de Madrid.

Las medidas moderadas del gobierno disgustan profundamente a los sectores más conservadores. Los ultras, los apostólicos, se consideran traicionados por el rey y ponen sus ojos en el infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando. Constituidos en federación de realistas puros, se dirigen al pueblo español en un manifiesto firmado en noviembre de 1926 exigiendo el ascenso de D. Carlos al trono.

Entre abril y septiembre de 1827 se produce en Cataluña la sublevación carlista de los “malcontents” y en agosto del año siguiente se constituye en Manresa una Junta Suprema Carlista cuyos miembros son finalmente ejecutados. Los levantamientos liberales no cesan y son ejecutados Miyar, Mariana Pineda, Torrijos…

Otro problema que ha de afrontar el rey en estos años es la sucesión al trono. Sin descendencia en tres matrimonios casa, por cuarta vez, con María Cristina de Nápoles en diciembre de 1829. Fruto del nuevo enlace será María Isabel, nacida en octubre de 1830. Unos meses antes, desoyendo las protestas de los partidarios de D. Carlos, Fernando VII firma la Pragmática que autoriza la sucesión femenina en el reino de España, que será revoca y restaurada de nuevo en unos oscuros episodios acaecidos entre septiembre y diciembre de 1832. El rey está muy enfermo. María Cristina gobierna de forma interina. El príncipe Carlos es desterrado a Portugal al negarse a aceptar a Isabel como Princesa de Asturias. La muerte del monarca se produce el 29 de septiembre de 1833. Su hija accederá al trono del reino con el nombre de Isabel II.


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Responsables últimos de este proyecto

Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado

Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica

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