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Animacion a la lectura

DIRECTORIO

de la

SECCIÓN

BODAS DE SANGRE

Los documentos a los que aquí se accede han sido realizados expresamente para desarrollar los programas académicos que trabajamos con nuestros alumnos. Esta serie se completa en muchos casos con propuestas de actividades interactivas, audios o vídeos que concretan y validan el grado de comprensión alcanzado o, simplemente, actuan como elemento motivador. También está disponible una estructura tipo «Wiki» colaborativa, abierta a cualquier docente o alumno que quiera participar en ella. Para acceder a estos contenidos se debe utilizar el «DIRECTORIO de la SECCIÓN». Para otras áreas de conocimiento u opciones use el botón: «Navegar»

Autor: Federico García Lorca

 Cine

(Por la claridad de la izquierda aparece la LUNA. La LUNA es un leñador joven con la cara blanca. La escena adquiere un vivo resplandor azul.)

LUNA

Cisne redondo en el río,

            ojos de las catedrales,

            alba fingida en las hojas

            soy; ¡no podrán escaparse!    

            ¿Quién se oculta? ¿Quién solloza

            por la maleza del valle?

            La luna deja un cuchillo

            abandonado en el aire,

            que siendo acecho de plomo

            quiere ser dolor de sangre.

            ¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada

            por paredes y cristales!

            ¡Abrid tejados y pechos

            donde pueda calentarme!

            ¡Tengo frío! Mis cenizas

            de soñolientos metales

            buscan la cresta del fuego

            por los montes y las calles.

            Pero me lleva la nieve

            sobre su espalda de jaspe,

            y me anega, dura y fría,

            el agua de los estanques.

            Pues esta noche tendrán

            mis mejillas roja sangre,

            y los juncos agrupados

            en los anchos pies del aire.

            ¡No haya sombra ni emboscada,

            que no puedan escaparse!

            ¡Que quiero entrar en un pecho

            para poder calentarme!

            ¡Un corazón para mí!

            ¡Caliente!, que se derrame

            por los montes de mi pecho;

            dejadme entrar, ¡ay, dejadme!

 (A las ramas.)

            No quiero sombras. Mis rayos

            han de entrar en todas partes,

            y haya en los troncos oscuros

            un rumor de claridades,

            para que esta noche tengan

            mis mejillas dulce sangre,

            y los juncos agrupados

            en los anchos pies del aire.

            ¿Quién se oculta? ¡Afuera digo!

            ¡No! ¡No podrán escaparse!

            Yo haré lucir al caballo

            una fiebre de diamante.

 

(Desaparece entre los troncos, y vuelve la escena a su luz oscura. Sale una ANCIANA totalmente cubierta por tenues paños verdeoscuro. Lleva los pies descalzos. Apenas si se le verá el rostro entre los pliegues. Este personaje no figura en el reparto.)

           

MENDIGA

            Esa luna se va, y ellos se acercan.

            De aquí no pasan. El rumor del río

            apagará con el rumor de troncos

            el desgarrado vuelo de los gritos.

            Aquí ha de ser, y pronto. Estoy cansada.

            Abren los cofres, y los blancos hilos

            aguardan por el suelo de la alcoba

            cuerpos pesados con el cuello herido.

            No se despierte un pájaro y la brisa

            recogiendo en su falda los gemidos,

            huya con ellos por las negras copas

            o los entierre por el blanco limo.

            ¡Esa luna, esa luna! (Impaciente.)

           ¡Esa luna, esa luna!

 

(Aparece la LUNA. Vuelve la luz intensa.)

           

LUNA

            Ya se acercan.

            Unos por la cañada y otros por el río.

            Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas?           

MENDIGA

            Nada.

LUNA

            El aire va llegando duro, con doble filo.

MENDIGA

            Ilumina el chaleco y aparta los botones,

            que después las navajas ya saben el camino.

LUNA

            Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre

            me ponga entre los dedos su delicado silbo.

            ¡Mira que ya mis valles de ceniza despiertan

            en ansia de esta fuente de chorro estremecido!

MENDIGA

            No dejemos que pasen el arroyo. ¡Silencio!

LUNA

            ¡Allí vienen!

 

(Se va. Queda la escena oscura.)

           

MENDIGA

            De prisa. Mucha luz. ¿Me has oído?

            ¡No pueden escaparse!

 

(Entran el NOVIO y MOZO 1.º. La MENDIGA se sienta y se tapa con el manto.)

           

NOVIO

Por aquí

MOZO 1.º 

No los encontrarás.

NOVIO  (Enérgico.)

¡Sí los encontraré!

MOZO 1.º

Creo que se han ido por otra vereda.

NOVIO 

No. Yo sentí hace un momento el galope.

MOZO 1.º

Sería otro caballo.

NOVIO   (Dramático.)

Oye. No hay más que un caballo en el mundo, y es éste. ¿Te has enterado? Si me sigues, sígueme sin hablar.

MOZO 1.º

Es que yo quisiera...

NOVIO

Calla. Estoy seguro de encontrármelos aquí. ¿Ves este brazo? Pues no es mi brazo. Es el brazo de mi hermano y el de mi padre y el de toda mi familia que está muerta. Y tiene tanto poderío, que puede arrancar este árbol de raíz si quiere. Y vamos pronto, que siento los dientes de todos los míos clavados aquí de una manera que se me hace imposible respirar tranquilo.

MENDIGA (Quejándose.)

¡Ay!

MOZO 1.º

¿Has oído?

NOVIO

Vete por ahí y da la vuelta.

MOZO 1.º

Esto es una caza.

NOVIO 

Una caza. La más grande que se puede hacer.

 

(Se va el MOZO. El NOVIO se dirige rápidamente hacia la izquierda y tropieza con la MENDIGA, la Muerte.)

           

MENDIGA

¡Ay!

NOVIO 

¿Qué quieres?

MENDIGA

Tengo frío.

NOVIO

¿Adónde te diriges?

MENDIGA (Siempre quejándose como una mendiga.)

Allá lejos...

NOVIO 

¿De dónde vienes?

MENDIGA

De allí..., de muy lejos.

NOVIO 

¿Viste un hombre y una mujer que corrían montados en un caballo?

MENDIGA (Despertándose.)

Espera...  (Lo mira.)  Hermoso galán.  (Se levanta.) Pero mucho más hermoso si estuviera dormido.

NOVIO

Dime, contesta, ¿los viste?

MENDIGA

Espera... ¡Qué espaldas más anchas! ¿Cómo no te gusta estar tendido sobre ellas y no andar sobre las plantas de los pies, que son tan chicas?

NOVIO (Zamarreándola.)

¡Te digo si los viste! ¿Han pasado por aquí?

MENDIGA (Enérgica.)

No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No los oyes?

NOVIO

No

MENDIGA

¿Tú no conoces el camino?

NOVIO 

¡Iré, sea como sea!

MENDIGA

Te acompañaré. Conozco esta tierra.

NOVIO (Impaciente.)

¡Pero vamos! ¿Por dónde?

MENDIGA (Dramática.)

¡Por allí!

 

(Salen rápidos. Se oyen lejanos dos violines que expresan el bosque. Vuelven los leñadores. Llevan las hachas al hombro. Pasan lentos entre los troncos.)

           

LEÑADOR 1.º          

            ¡Ay muerte que sales!            

            Muerte de las hojas grandes.

LEÑADOR 2.º

            ¡No abras el chorro de la sangre!

LEÑADOR 1.º

            ¡Ay muerte sola!        

            Muerte de las secas hojas.

LEÑADOR 3.º

            ¡No cubras de flores la boda!

LEÑADOR 2.º

            ¡Ay triste muerte!

            Deja para el amor la rama verde.

LEÑADOR 1.º

            ¡Ay muerte mala!

            ¡Deja para el amor la verde rama!

           

 



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Responsables últimos de este proyecto

Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado

Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica

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