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LA LITERATURA EN EL SIGLO XV

Los documentos a los que desde aquí se accede han sido realizados expresamente para desarrollar los programas académicos que trabajamos con nuestros alumnos. También está disponible una estructura tipo «Wiki» colaborativa, abierta a cualquier docente o alumno que quiera participar en ella. Para acceder a estos contenidos se debe utilizar el «DIRECTORIO de la SECCIÓN». Para otras áreas de conocimiento u opciones use el botón: «Navegar»

Introducción

El siglo XV supone la descomposición del mundo medieval. La rígida sociedad estamental deriva gradualmente hacia nuevos modos y maneras de pensar y vivir que generan una sociedad menos estática a la vez que aparecen los primeros indicios del espíritu renovador y burgués que derivará hacia el Renacimiento. En literatura, por ejemplo, hacen su aparición los cancioneros, obras de poetas cortesanos para consumo de lectores alejados del mundo de los monasterios y la religión que han dominado hasta ahora la poesía culta. La Iglesia pierde peso en la cultura y surge un nuevo tipo de lector noble interesado en una literatura sin propósito doctrinal. La corte se convierte en lugar de debate poéticos y el conocimiento, la cultura y en arte pasa a formar parte de imprescindible de la educación de la clase aristocrática. Es una etapa, por tanto, de profundos cambios e inestabilidad. 

Los temas en torno a los cuales gira la literatura son tres, fortuna,  amor y muerte, tratados desde un doble punto de vista: el reflexivo, serio y trascendental, para el que la vida de soledad, corta y fugaz del ser humano termina en desengaño y frustración, junto al vitalista que, a partir de los mismos supuestos, y precisamente por ello, promueve  el disfrute máximo de lo presente.

 

La poesía: Los «Cancioneros»

 

Son recopilaciones colectivas o individuales de poemas escritos, casi siempre, por ciertos  personajes de la corte que dejan en ellos evidencia de su ingenio. Son importantes los de Estúñiga, Baena, el Cancionero musical de Palacio y el Cancionero general  de Hernando del Castillo. Los contenidos de los Cancioneros se encuadran en dos tipos de literatura: la poesía amorosa y la didáctico-moral.

 

Poesía amorosa

 

Sigue una línea de pensamiento que proclama la idea del amor cortés y transforma radicalmente el modo de concebir y vivir el sentimiento amoroso y se encuentra en la base de lo que hoy se conoce por amor absoluto  o amor romántico. Tiene su origen en los trovadores franceses. Los elementos y principios que caracterizan esta concepción amorosa son la cortesía, la idealización, el servicio y su desvinculación del matrimonio.  

·    Para vivir el amor cortés es necesaria la cortesía. Quien mantiene malas formas, quien es maleducado en sus comportamientos cotidianos (al sentarse, al comer, al saludar, al conversar…), no es capaz de experimentar el verdadero amor. Tampoco quien pega a su mujer. Actuaciones de este tipo son propias de villanos, que se juntan como bestias.

·    La dama no es una mujer real, sino ideal. Es un estereotipo de belleza. En términos morales se la considera superior al hombre porque consigue que éste mejore en sus actitudes.

·    El amor implica servicio, de subordinación. El caballero debe ser casto y fiel siempre, y servir a la dama en lo que desee a costa, incluso, de su propia identidad. Debe vivir solo por y para ella. El amor cortés excluye, para muchos poetas, el matrimonio. Un mortal no puede unirse a una diosa.

El amor natural es el de los padres a la esposa o a los hijos. El amor cortés es libre y generoso. Es una poesía abstracta, de difícil comprensión.

 

Poesía didáctico-moral

 

Se caracteriza por su tono elevado y solemne en el que las alusiones eruditas y el lenguaje latinizante, reflejan el interés por el mundo clásico derivado de la influencia de los tres grandes autores italianos: Dante, Petrarca y Boccaccio. Sus mensajes están muy influenciados por las corrientes filosóficas y de pensamiento que originan los fenómenos medievales denominados  danza de la muerte y ubi sunt?

Las danzas de la muerte son espectáculos parateatrales propios del folklore europeo muy repetidos en la última etapa de la Edad Media. En ellos la muerte invita a bailar a importantes personajes recordando así el final ineludible e igualitario para todos los hombres independientemente de su condición social. Simbolizan la finitud de la vida, la desilusión y el arrepentimiento. 

La danza de la muerte se entremezcla con otra corriente de la literatura cristiana que hace  hincapié en la fugacidad de la vida a través del tópico del ubi sunt?, ¿dónde están? Consiste en  una serie de preguntas retóricas sobre el destino de las personas, y de todo lo que vivieron un día (amores, riqueza, ciudades…). Su mensaje es simple: la muerte llega y todo lo iguala, sólo el recuerdo del pasado permanece. El paradigma de este tipo de literatura son las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique.

  

Figuras importantes del periodo

 

Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana

Noble. Reúne en su palacio de Guadalajara la mejor biblioteca del momento. Hace traducir obras latinas e italianas. Autor de poemas  de temática amorosa. Sus obras más importantes son La Comedieta de Ponza y Bías contra Fortuna, pero es especialmente conocido por sus  serranillas, de inspiración popular.

Juan de Mena

Juan de Mena, al servicio de Juan II de Castilla, cultiva la poesía amatoria y la alegoría moral. Su estilo es erudito y recargado. Escribe Laberinto de Fortuna, también llamado Las trescientas.

Jorge Manrique

Jorge Manrique, noble y culto, aunque es autor de composiciones de asunto amoroso del género cancioneril, es universalmente conocido por las Coplas escritas a la muerte de su padre en las que expresa el poder irremisible de la muerte, siendo el ejemplo recurrente de la poesía didáctico-doctrinal.  La estrofa utilizada en las Coplas de Manrique es la llamada copla de pie quebrado o manriqueña, que está formada por dos sextillas y sigue el siguiente esquema métrico: 8a 8b 4c 8a 8b 4c - 8d 8e 4f 8d 8e 4f

 

La prosa

 

La prosa imita a los clásicos latinos y a la literatura italiana de la época. Es una suma de  latinismos y alusiones culturales mezclados en un lenguaje popular. Tiene una triple orientación:

·    La prosa didáctica. Continua el  objetivo medieval de educar y modificar comportamientos. Destaca el Corbacho, de Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera, que combina la intención didáctica con cierta crítica satírica.

·    La prosa histórica. Imita a los historiadores de la antigüedad y se centra en nobles y reyes. Aparecen así muchas crónicas de reinados, libros de linajes y biografías.

·    La prosa de ficción. Se desarrolla a través de dos géneros diferentes:

El teatro

 

En Castilla, la producción teatral medieval fue muy reducida y limitada a escenas religiosas. El primer escritor que se puede considerar dramático es Gómez Manrique con su Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, cercano todavía a la tradición medieval. El auténtico despertar del teatro se debe a Juan del Encina, terminado ya el siglo XV, que inicia la tradición de piezas profanas alejadas de los antiguos temas religiosos. En sus obras hablan pastores que se cuentan sus problemas amorosos.

La obra más representativa del siglo XV es la Celestina. Con ella se pone fin a la literatura medieval y se anuncia el Renacimiento.

 

La Celestina

La Celestina o Tragicomedia de Calixto y Melibea, de Fernando de Rojas,  reúne el idealismo amoroso procedente del mundo cortesano medieval y el ambiente burgués de las nuevas ciudades. Mezcla personajes nobles y criados. Narra los amores de Calisto y Melibea que se conocen por la intervención de Celestina, quien usando sus artes de alcahueta cambia la voluntad de Melibea a favor del galán.

No es teatro para ser representado, sino para ser leído en voz alta. Fernando de Rojas afirma en la dedicatoria que encontró el primer acto escrito y que terminó la obra en sólo dos semanas. En la Celestina aparecen los tres temas que obsesionan el final de la Edad Media:

·         El amor: lo representa Calisto. No es un amante cortés, aunque lo intenta, sino un egoísta.

·         La fortuna: gobierna los sucesos que acontecen aunque nunca es un azar caprichoso.

·         La muerte: es el final de todos los protagonistas, incluida Celestina. La obra termina con las lamentaciones del padre de Melibea.

 

 


ADEMÁS

 

Responsables últimos de este proyecto

Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado

Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica

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