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DIRECTORIO de la SECCIÓN |
DANZA MACABRA (Frag.) |
Los documentos a los que aquí se accede han sido realizados expresamente para desarrollar los programas académicos que trabajamos con nuestros alumnos. Esta serie se completa en muchos casos con propuestas de actividades interactivas, audios o vídeos que concretan y validan el grado de comprensión alcanzado o, simplemente, actuan como elemento motivador. También está disponible una estructura tipo «Wiki» colaborativa, abierta a cualquier docente o alumno que quiera participar en ella. Para acceder a estos contenidos se debe utilizar el «DIRECTORIO de la SECCIÓN». Para otras áreas de conocimiento u opciones use el botón: «Navegar» |
Autor: Johan August Strindberg |
ACTO PRIMERO
ESCENA
I
Una casa de interior
cicucular.
Al fondo, una gran puerta
vidriera de dos hojas que deja ver la costa y el mar, así como las baterías
de cañones emplazados en la costa.
A cada lado de la puerta, una
ventana con flores y pájaros.
A la derecha de la puerta, un
piano. Y casi en primer término un costurero y dos sillones.
En la pared, junto al piano, a
ambos lados de un retrato de mujer en traje de escena, hay dos grandes
coronas de laurel con cintas.
Un tibio atardecer de otoño.
La puerta vidriera está abierta.
El
CAPITÁN: ¿Por qué no tocas algo?
ALICIA: (indiferente
pero sin brusquedad) ¿Qué quieres que toque?
El
CAPITÁN: Lo que quieras.
ALICIA: No te gusta mi repertorio.
EL
CAPITÁN: ¡Ni a ti el mío!
ALICIA: (evasiva)
¿Dejamos las puertas abiertas?
EL
CAPITÁN: Como tú quieras.
ALICIA: Bien… ¿No fumas?
EL
CAPITÁN: Me empieza a hacer daño el tabaco fuerte.
ALICIA: Pues fuma otro más suave… Como dices que es lo único que te
proporciona alegría…
EL
CAPITÁN: ¿Y eso qué es?
ALICIA: ¿Y me lo preguntas a mí?... ¿No vas a tomarte tu whisky?
EL
CAPITÁN: Esperaré un poco… ¿qué tenemos de cena?
ALICIA: ¡pregúntaselo a la criada!
EL
CAPITÁN: ¿Nos queda algo de borgoña en la bodega?
ALICIA: No sabía que en los últimos cinco años hubiésemos tenido bodega…
EL
CAPITÁN: Tú nunca sabes nada. De todas formas habrá que ir llenándola para
nuestras bodas de plata…
ALICIA: ¿Realmente piensas celebrarlas?
EL
CAPITÁN: ¡Claro que sí!
ALICIA: Sería más lógico esconder nuestros veinticinco años de miserias…
EL
CAPITÁN: ¡También hemos tenido momentos buenos! Y hay que aprovechar el poco
tiempo que nos queda, porque luego… ¡se acabó!
ALICIA: ¿Se acaba?
EL
CAPITÁN: ¡Se acaba! Lo que queda se puede sacar en una carretilla y echarlo
al jardín.
ALICIA:
¡Tantas historias por un jardín! (Pausa.)
¿Ha llegado el correo?
EL
CAPITÁN: Sí.
ALICIA: ¿Y la cuenta del carnicero?
El
CAPITÁN: Sí.
ALICIA: ¿Cuánto es?
EL
CAPITÁN: (saca un papel del bolsillo y
se pone las gafas que se quita inmediatamente) ¡Lee tú! No veo nada…
ALICIA: Los años.
EL
CAPITÁN: ¡Tonterías!
ALICIA (mira
la cuenta): ¿Puedes pagarla?
EL
CAPITÁN: Sí, pero no ahora.
ALICIA: ¡Claro más adelante! Dentro de un año, cuando te hayas jubilado con
una pequeña pensión, y ya sea tarde. Más adelante, cuando vuelvas a caer
enfermo…
EL
CAPITÁN: ¿Enfermo yo? ¡Solo una vez tuve un ligero malestar! ¡Viviré más de
veinte años!
ALICIA: No es lo que dijo el médico.
EL
CAPITÁN: ¡Ni estoy enfermo, ni lo he estado nunca, no lo haré! ¡Moriré de
repente, como fulminado por un rayo!
ALICIA: Y hablando del médico… ¿Sabes que esta noche dará una fiesta?
EL
CAPITÁN (irritado) Sí, ¿y qué? No
estamos invitados porque no nos tratamos con ellos. Y no lo hacemos porque
¡Son una gentuza! ¡Todos lo son!
ALICIA: ¡Menos tú!
EL
CAPITÁN: ¡Menos yo! Porque mi conducta en todas las circunstancias de la
vida, ha sido intachable. (Pausa)
ALICIA: ¿Quieres jugar? (saca un juego de jenga y empieza a acomodar las
piezas)
EL
CAPITÁN: ¿Por qué no?
ALICIA
(saca un juego de jenga y empieza a acomodar las piezas): ¡Pensar, música en
vivo cortesía del Coronel!
CAPITÁN: No hace más que adularlo. ¡Si yo hubiese podido hacerlo!
ALICIA (da
las cartas): Yo fui amiga de su esposa… pero fue tan hipócrita…
EL
CAPITÁN: ¡Todos son unos hipócritas!
ALICIA (inicia
el juego): ¡Para las esposas de los nuevos oficiales somos unos
apestados!
EL
CAPITÁN (juega): ¿Y eso qué
importa? ¡Yo puedo vivir solo…, arreglármelas solo… siempre lo he hecho!
ALICIA: ¡También yo!
EL
CAPITÁN: Esta carta es mía
ALICIA (escuchando
hacia el exterior): ¿Crees que hayan invitado a Kurt?
EL
CAPITÁN: ¡Llegó esta mañana así que habrá tenido tiempo de asistir, aunque
no haya tenido tiempo de pasar a saludarnos!
ALICIA: Supe que viene como director del nuevo hospital que acaban de
instalar.
EL
CAPITÁN: Solo viene como administrador civil.
ALICIA: Era un pobre diablo…
EL
CAPITÁN:¡Y mira que al abandonar a su esposa perdió completamente su honor!
ALICIA: ¡Edgar!
EL
CAPITÁN: ¡Y a saber lo que habrá hecho cuando se fue a los estados Unidos!
Aunque hablar con él… ¡Aquí no hay más que idiotas!
ALICIA: Kurt llega a tiempo para nuestras bodas de plata…
EL
CAPITÁN: Al menos a alguien le emociona…
ALICIA: Sí… ¡Imagínate que yo hubiese seguido con el teatro! ¡Todas mis
amigas son ahora actrices famosas! ¡Eso sí sería una verdadera alegría!
EL
CAPITÁN (se levanta): Bien, bien…
(Va al aparador y se sirve un whisky,
que se toma de pie) Tendría que haber aquí una de esas barras donde
apoyar el pie. ¡Así podría imaginarme que estaba en Copenhague!
ALICIA: Ah Copenhague… ¡Fueron los días más felices de nuestra vida!
EL
CAPITÁN (bebe un trago): Sin duda. ¿Te acuerdas del
narvain aux pommes que tomábamos en
Nimb? (chasca la lengua).
ALICIA: No, pero recuerdo los conciertos de Tívoli.
EL
CAPITÁN (bebe): Estarán bailando
en la casa del médico… Oigo el compás de un vals… ¡los trombones…, bum…
bumbum!
ALICIA: Oigo claramente la melodía del vals del Alcázar… Sí…, cuánto tiempo
desde que yo bailaba valses…
EL
CAPITÁN: ¡ya no estás para bailes! ¡Como yo!
ALICIA: ¡Vergüenza debería darte, Soy diez años más joven que tú! ¡Estoy en
la flor de la vida!
EL
CAPITÁN: Cuando quieres puedes ser encantadora… ¡para los demás!
ALICIA: ¿Encendemos la lámpara?
EL
CAPITÁN: Me parece bien.
ALICIA: ¡Pues llama a la criada!
(El
Capitán va lentamente al escritorio y toca una campanilla, no a aprece)
(Pausa)
ALICIA:
Será Mejor que yo lo haga. (Alicia va
a encender la lámpara). (Inquieta)
¿Crees que se haya ido?
EL
CAPITÁN: No me extrañaría nada.
ALICIA: ¡Imagínate! ¡Tendría que ocuparme yo sola de todo el trabajo de tú
casa y me destrozaría las manos!
(EL
CAPITÁN bosteza) (ALICIA
se molesta)
EL
CAPITÁN: ¿Te das cuenta de que nos pasamos la vida diciendo lo mismo? Tú
dejas caer la cansada “¡Aquí en tu casa!”, entonces yo tendría que contestar
con mi eterna: << No es solo mía. “ Pero te he contestado así quinientas
veces. Así que puedes interpretar mi bostezo como un: “tienes razón cariño”.
O: “bueno, ya está bien cielito”.
ALICIA: ¡Estás hoy de una amabilidad desacostumbrada!
EL
CAPITÁN: Ya no quiero jugar, ya me aburrí. (Pausa)
ALICIA: Oye si presentaron a mi sobrino, nuevo director del hospital Ahora
tendrá dinero, ¿no?
EL
CAPITÁN: Entonces vendrá con un humor…
(El
celular comienza a sonar)
EL
CAPITÁN: ¿No va siendo ya hora de cenar?
ALICIA: ¿Sabes que el médico ha encargado la cena al Gran Hotel?
EL
CAPITÁN: ¡Entonces comerán faisán! ¿No sabes que el faisán es la más
exquisita de las aves?
ALICIA: ¡Uf! ¡Deja ya de hablar de comida!
EL
CAPITÁN: ¿Prefieres que hable de vinos?
ALICIA: ¿Te apetece que toque algo?
EL
CAPITÁN (se sienta ante el escritorio):
Sí toca…, pero olvídate de tus marchas fúnebres y tus lacrimosas endechas…
siempre me imagino que dices: << ¡Vean lo desgraciada que soy! “ ¡Miau,
miau! ¡Miren que marido tan terrible tengo! ¡Grr, grr, grr! ¡Ah si se
muriese pronto! ¡Alegre redoble de tambor! ¡Jubiloso toque de trompetas!
¡Gran final! ¡El vals de alcázar! ¡El galop del champán! “ Y hablando de
champán, nos deben quedar dos botellas, ¿verdad? ¿Quieres que baje a
buscarlas? Podíamos hacer como si tuviésemos una fiesta…
ALICIA: No, no quiero. Son mías.
EL
CAPITÁN: Tan… ahorrativa como siempre…
ALICIA: Y tú tan mezquino… ¡pero con tu mujer!
EL
CAPITÁN: Entonces no sé… ¡no se me ocurre nada!... Podría bailar para ti…
(Suena
el interfón)
ALICIA: ¡Oh gracias a Dios!
ESCENA II
(Vuelve a sonar)
EL
CAPITÁN (recoge una nota que está sobre el piso en el umbral de la puerta)
¡La criada se ha ido!
ALICIA: ¡No, Otra vez de criada!
EL
CAPITÁN: ¡Y yo de criado!
ALICIA: Ni siquiera se dignó a darnos la casa.
(Suena
una vez más el interfón, Edgar contesta y se escucha a KURT)
KURT:
Hola Edgar, es Kurt, tu sobrino.
ALICIA (lee
la tarjeta): ¡Kurt!¡Vete a recibirlo! ¡Anda y hazlo pasar!
EL
CAPITÁN (sale por la izquierda)
¡Hombre! ¡Kurt qué estupendo!
(ALICIA se arregla el pelo y parece despertar a la vida.)
EL
CAPITÁN (entrando por la izquierda con Kurt): ¡Mira aquí tenemos al cobarde!
¡Bienvenido muchacho!
ALICIA
(a Kurt): ¡Bienvenido a mi casa, Kurt!
Kurt:
Gracias… ¡Cuánto tiempo sin vernos!
EL
CAPITÁN: ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¿Estás libre esta noche?
KURT:
El médico me ha invitado a su fiesta, pero no prometí que iría.
ALICIA: ¡Entonces te quedas con nosotros, en familia!
KURT:
Quizá sea lo mejor. Aunque, por otro lado, el médico es mi superior y no
quisiera quedar mal…
EL
CAPITÁN: ¡Tonterías! Yo nunca he tenido miedo de mis superiores.
KURT:
El no tener miedo no elimina los problemas.
EL
CAPITÁN: Aquí, en la isla, soy yo el amo. ¡Ponte bajo mi protección y nadie
se atreverá contigo!
ALICIA: ¡Cállate, Edgar! ¡Esta noche te quedarás con nosotros! ¡No le podrá
parecer mal a nadie!
KURT:
Bien, me quedo. Me siento muy bienvenido.
EL
CAPITÁN: ¿Y por qué no habría de ser así?
(Kurt
no puede olvidar cierto malestar)
EL
CAPITÁN: … ¡Ya está todo olvidado! ¡Yo no soy rencoroso!
KURT:
Me alegra saber que se han mantenido unidos ya veinticinco años…
EL
CAPITÁN: Pues Alicia no tiene motivo de queja. No le ha faltado nada y el
dinero ha corrido a mares.
KURT:
Me han dicho que estuviste en el extranjero.
ALICIA: Sí, hemos estado cinco veces en Copenhague.
EL
CAPITÁN: Así es. Mira, cuando le hice dejar el teatro a Alicia…
ALICIA: ¡Que valiente te has vuelto!
EL
CAPITÁN: Tuve que prometerle… para compensar… que la llevaría a Copenhague
y… ¡Lo he cumplido cinco veces! ¡Cinco! (Levanta
la mano izquierda, extendiendo los dedos) ¿Has estado en Copenhague?
KURT (sonríe):
No, he estado casi siempre en los Estados Unidos…
EL
CAPITÁN: Parece que es un país terrible, lleno de indeseables…
KURT (sarcástico):
¡Hombre, no es Copenhague!
KURT:
Y cambiando un poco de conversación… Ya saben que aquí se instalará un
Hospital. El médico, como les decía va a ser mi jefe… ¿Qué clase de hombre
es ese médico?
EL
CAPITÁN: Para empezar no es un hombre ¡Es un sinvergüenza! ¡Y además tonto!
KURT (a
Alicia): Es una noticia sumamente des9agradable.
ALICIA: ¡No puedo negarte que a mí me resulta muy antipático!
EL
CAPITÁN: Como todos los demás por eso no me trato con ellos.
KURT:
¿Con nadie?
EL
CAPITÁN: ¡Nadie! Es como si hubiesen desterrado a este lugar a todos los
tiranos del país.
ALICIA (con
ironía): Así es. ¡No falta ninguno!
EL
CAPITÁN (de buen humor): Soy un
marido ejemplar y Alicia es la mejor esposa del mundo.
KURT:
¿No es difícil vivir solos, rodeados de gente desagradable?
ALICIA: Divertido no es desde luego.
EL
CAPITÁN: Para nada y el día que muera podré decir que no debo nada a nadie y
que nunca me han dado nada gratis. ¡La propia fuerza!... ¿Tú la sientes?
¿Entiendes lo que quiero decir?
KURT (con
sencillez): Sí hace unos años me convencí de que no bastaba.
EL
CAPITÁN: ¡Pobre diablo!
ALICIA (al
CAPITÁN): ¡Edgar!
EL
CAPITÁN: Es cierto que cuando se para el organismo lo que queda se puede
echar en una carretilla y tirarlo al jardín. Pero mientras el cuerpo aguante
lo que hay que hacer es luchar a golpes.
KURT (riéndose):
Que divertido es oírte…
EL
CAPITÁN: Pues es así.
(Durante
esta última escena se ha levantado un fuerte viento, que cierra
violentamente una de las puertas.)
EL
CAPITÁN (se levanta, va hacia la
puerta y la cierra.)
ALICIA(a
KURT): Te quedarás a cenar ¿verdad?
KURT:
Sí, gracias.
ALICIA: Será una cena muy sencilla porque la criada se nos ha ido.
KURT:
Estoy seguro será estupenda.
ALICIA: Con poco te contentas Kurt.
(EL
CAPITÁN permanece junto a la puerta.)
ALICIA (en
voz baja a KURT): Está nervioso.
ALICIA (se
levanta): Voy a preparar algo. Quédense aquí filosofando (a
KURT en voz baja) ¡No le preguntes
porque no lo ascendieron a comandante!
(KURT
asciende con la cabeza)
EL
CAPITÁN (se sienta justo al costurero
al lado de KURT) A ver si nos preparas algo bueno.
ALICIA: ¡Dame dinero y verás lo que es comer bien!
(ALICIA sale)
ESCENA III
EL
CAPITÁN (a KURT): ¡A veces he llegado a tener la impresión de haberme
convertido en un monedero!
KURT:
Y yo creía ser una cartera.
EL
CAPITÁN (ríe): Así que sabes de lo que hablo ¿eh? ¡Y tú fuiste a dar con una
buena pajarita!
KURT
(con mucha paciencia): Dejemos eso atrás.
EL
CAPITÁN: al menos a mí- ¡a pesar de todo!- me ha tocado una buena mujer.
Porque… ¡a pesar de todo!…-¡es una mujer de una pieza, honesta, recta!
KURT (con
una sonrisa llena de amabilidad): ¡A pesar de todo!
EL
CAPITÁN: Sí. Pero… (Mira hacia la puerta de la derecha)… tiene un genio de
los mil demonios.
EL
CAPITÁN: La vida es verdaderamente extraña y envejecer… no es un placer,
bueno yo no soy viejo ¡pero ya empiezan anotarse los años!
KURT:
Feliz aquél que puede envejecer junto a su esposa
EL
CAPITÁN: ¿Feliz? Sí es una suert … ¡No deberías haberte divorciado de tu
esposa!
KURT:
Yo no quería…
EL
CAPITÁN: Fuese como fuese ya da igual. Ahora ya quedó atrás ¡Lo cierto es
que te has quedado solo!
KURT:
amigo Edgard ¡A todo se acostumbra uno!
EL
CAPITÁN: ¿También se puede... también se puede uno acostumbrar… a estar
completamente solo?
KURT:
¡Aquí me tienes!
EL
CAPITÁN: Parece que este tiempo has estado haciendo dinero…
KURT:
Rico no soy…
EL
CAPITÁN: No voy a pedirte nada…
KURT:
Si lo hiciese, podrías contar conmigo…
EL
CAPITÁN: Muchas gracias, pero no lo necesito. Escúchame… (Mira la puerta de la derecha)…en esta casa no puede faltar nada. Y
el día en que yo no tenga dinero… ¡Se irá!
KURT:
¡No hombre, no!
EL
CAPITÁN: ¡Estoy seguro! Fíjate que está siempre acechando el momento en que
me quedo sin dinero únicamente para darse el gustazo de demostrarme que yo
no puedo mantener a mi familia.
KURT:
¿Tienes teléfono?
EL
CAPITÁN: Está en la cocina. Pero sólo utilizamos el celular y eso si hay
señal, porque las telefonistas van contando por ahí todo lo que hablamos.
KURT:
¡Parece que la vida es terrible en este lugar!
EL
CAPITÁN: Sencillamente espantosa. En todos los sitios la vida es así. Quizá
solo habrá paz después de la muerte.
KURT:
Quizá allá también haya sus luchas y tormentas.
EL
CAPITÁN: ¡Entonces prefiero la aniquilación! Yo moriré de repente, sin
dolor.
KURT:
¿Ya lo sabes?
EL
CAPITÁN: ¡Sí ya lo sé!
KURT:
No pareces muy contento con tu vida…
EL
CAPITÁN (suspira): El día que me
muera, ese día estaré yo contento.
KURT:
¡Tú qué sabes!... Pero dime: ¿a qué hora le dedicas tiempo a esta casa?
Huele como si hubieran empapelado la casa con veneno. Si no le hubiera
prometido a Alicia que iba a quedarme, me iría. ¡Es casi imposible respirar
con una atmósfera tan cargada de odio!
(EL
CAPITÁN se desploma en su silla y se
queda mirando fijamente con los ojos muy abiertos)
KURT:
¡Edgar! ¿Qué te pasa, Edgar? ¡Edgar!
(EL
CAPITÁN sigue inmóvil)
KURT: (sacude
unas palmadas al CAPITÁN, en el
hombro). ¡Edgar!
EL
CAPITÁN (volviendo en sí): ¿Decías
algo? (mira a su alrededor) creía
que eras Alicia… Eres tú, ¿eh?.., Oye… (Vuelve
a sumirse en su apatía.)
KURT:
(Va a la puerta derecha y la abre.)
¡ALICIA!
ALICIA (entra
con un delantal puesto): Pero ¿qué pasa?
KURT:
¡No sé! ¡Míralo!
ALICIA
(tranquila): A veces se queda así… como ausente…
KURT:
¿Sabes si oye… o ve?
ALICIA: Ninguna de las dos.
KURT:
¡Y lo dices tan tranquila! Alicia, ¿qué es lo que pasa en esta casa?
ALICIA: ¡Pregúntaselo a ese!
KURT:
¡Pero si es tu marido!
ALICIA: Para mí es un extraño Yo no sé nada de este hombre… excepto que…
KURT:
¡Calla! ¡Podría oírte!
(Se
oye, fuera, un toque de trompeta.)
EL
CAPITÁN (se levanta de un salto, coge
el sable y la gorra del uniforme): ¡Perdonen! ¡Tengo que ir a pasar
lista a los cadetes!
(Sale)
ESCENA IV
KURT:
¿Está enfermo?
ALICIA: No sé.
KURT:
¡Siéntate y hablemos!
ALICIA
(se sienta): ¿Qué quieres que te diga? ¡Que me he pasado la vida en esta
casa, encerrada, vigilada por un hombre al que siempre he odiado tanto hasta
el punto de que cuando muera se oirán mis carcajadas hasta en la luna!
KURT:
¿Por qué no se separaron?
ALICIA: De novios, nos separamos dos veces. Desde entonces hemos tratado de
separarnos todos los días…Ahora solo la muerte podrá separarnos. ¡Lo sabemos
y por eso la esperamos como un libertador!
KURT:
¿Por qué viven tan solos?
ALICIA: Porque me ha aislado ¡los ha echado a todos!
KURT:
¿Y sus parientes? Los habrás echado tú…
ALICIA: Sí porque querían acabar conmigo. Finalmente me vi obligada a
adquirir un celular propio para comunicarme con la gente, porque las
telefonistas controlaban nuestro teléfono. ¡Él no sabe que lo tengo! ¡No se
lo digas porque me mataría!
KURT:
¡Esto es horroroso! Pero lo que verdaderamente me indigna es su injusta
acusación de que yo abandoné a mi esposa
ALICIA: Te creo pero a él no lo vas a hacer cambiar de opinión.
ALICIA: ¡Trata de no cansarte de nosotros! ¡Kurt tienes que aguantar! Somos
los seres más desgraciados del mundo.
(Se
echa a llorar)
ALICIA: ¿Quién tiene la culpa?
¿Sabes
por qué teme a la muerte? Porque teme que me vuelva a casar.
KURT:
Entonces ¡Te quiere!
ALICIA: Es posible, pero eso no le impide odiarme.
KURT:
… ¿Le gusta que toques el piano para él?
ALICIA:
Sí, pero solo unas pocas piezas horrorosas… por ejemplo, esa espantosa
Entrada de los boyardos. Cuando la
oye se pone como como loco y empieza bailar.
KURT:
… Y perdona la pregunta ¿por qué jamás tuvieron hijos?
ALICIA: Nunca lo logramos, él siempre me culpó por eso, pero ahora agradezco
porque sé que esa criatura no habría sobrevivido a este infierno.
(Silencio)
ALICIA:
Kurt que vergüenza, hay algo más que debo decirte… cuando hace un momento te
invité a cenar, creía que teníamos algo en la despensa (se tapa la cara con las manos) ¡Y no hay nada, ni un pedazo de pan!
(Se
echa a llorar)
KURT:
¡Pobre Alicia!
ALICIA: Y cuando él viene a comer y no hay nada… ¡se pone furioso!
KURT:
Voy a salir y arreglo esto en un momento.
ALICIA: ¡En la isla no encontraras nada!
KURT:
No es por mí, sino por él y por ti… Cuando vuelva le propondré sentarnos a
beber una copa y mientras tanto ya se me ocurrirá alguna cosa…
ALICIA: ¡Por qué no se incendia la casa de una vez!
KURT:
¡Calla Alicia, calla!
ALICIA: ¡Por qué no sube el mar y nos traga!
KURT:
¡basta! ¡No quiero oírte hablar así!
ALICIA: ¿Qué me dirá cuando vuelva?... ¡No te vayas, Kurt! ¡No me dejes
sola!
KURT:
¡No Alicia… no me voy a ir! ¿Te ha pegado alguna vez?
ALICIA: ¡Sabe que me iría! ¡Todavía no he perdido toda mi dignidad!
(Se
oyen afuera unas voces: "¡Alto! ¿Quién vive?"
“ ¡Un buen amigo!“)
KURT (Poniéndose
en pie): ¿Es él?
ALICIA (asustada):
¡Sí es él!
KURT:
¿Y ahora qué demonios vamos a hacer?
ALICIA: ¡No sé! ¡Yo no sé!
ESCENA V
EL
CAPITÁN (entra por el foro, alegre):
¡Bien, bien… supongo que ya te habrá contado todas sus penas! Que
desgraciada es… ¿no te parece?...
KURT:
¿Qué tal tiempo hace ahí afuera?
EL
CAPITÁN: Casi de tormenta (entreabre
la puerta y dice como bromeando.) ¿Por qué no bailamos la danza de las
espadas? ¡Kurt tiene que verla!
KURT:
Preferiría que bailaras La entrada de
los boyardos.
EL
CAPITÁN: ¡¿La conoces… tú?! Alicia, ven aquí y toca La entrada de los
boyardos. ¡Anda apúrate!
(Alicia,
de mala gana, se dirige hacia el piano)
EL
CAPITÁN (le pellizca el brazo):
¡Ya la habrás estado diciendo pestes de mí!
ALICIA: ¿Yo?
(KURT
se d media vuelta y se pone a mirar hacia otro sitio)
(ALICIA toca La entrada de los
boyardos)
(EL
CAPITÁN se lanza a bailar una especie
de danza húngara, haciendo sonar las espuelas. De pronto cae al suelo
redondo. Ni KURT ni ALICIA
se dan cuenta de ello. ALICIA
sigue tocando hasta terminar la pieza,)
ALCIA (Sin
voltear): ¿La toco otra vez?
(Silencio)
ALICIA (Voltea
y ve al CAPITÁN tendido en el
suelo sin sentido, oculto al espectador por la mesa de trabajo): ¡Dios
mío!
(Ella
se queda de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho, y lanza un suspiro,
que parece como de agradecimiento y alivio.)
KURT (voltea
y se dirige rápidamente hacia EL CAPITÁN): Pero… ¿Qué ha pasado? ¿Qué
pasa?
ALICIA (en
un estado de gran tensión nerviosa): ¿Está muerto?
KURT:
¡No lo sé! ¡Ayúdame!
ALICIA (No
se mueve): No puedo ni tocarlo… ¿Está muerto?
KURT:
¡No! ¡Está vivo!
(ALICIA suspira)
(KURT
ayuda al CAPITÁN,
que se ha levantado, a sentarse en una
silla.)
EL
CAPITÁM; ¿Qué ha pasado?
KURT:
¡Te caíste al suelo! Eso fue todo. ¿Cómo te sientes ahora?
EL
CAPITÁN: ¡Perfectamente! ¿Cómo iba a sentirme? ¿Qué hacen ahí mirándome?
KURT:
¡Estás enfermo!
EL
CAPITÁN: ¡Qué tontería! Tú, Alicia, ¡Sigue tocando!... ¡Ay! ¡Está aquí otra
vez!
(Se
lleva las manos a la cabeza, como para aplacar el dolor.)
ALICIA: ¿Lo ves? ¡Estás enfermo!
EL
CAPITÁN: ¡No me grites!
KURT:
¡Tiene que verte un médico!
EL
CAPITÁN: ¡No!
KURT:
¡Pues te verá! ¡Si te pasa algo los responsables seríamos nosotros!
EL
CAPITÁN: ¡Si viene lo echaré de la casa!... ¡Le pegaré un tiro!... ¡Ay! ¡Ese
maldito dolor!
(Se
lleva las manos a la cabeza)
(KURT
va hacia la puerta de la derecha y sale)
(Le da un vaso de agua)
EL
CAPITÁN: Quizá puedas perdonarme el que no esté sano…
ALICIA: Y ahora, ¿estarás ya decidido a cuidar de tu salud?
EL
CAPITÁN: ¡Tú no pareces estar dispuesta a hacerlo!
ALICIA: ¡De eso puedes estar completamente seguro!
EL
CAPITÁN: Ha llegado el momento que tanto has esperado.
ALICIA: Y que tu creías que no llegaría nunca…
(KURT
entrando por la derecha) Es terrible…
ALICIA: ¿Qué te dijo?
KURT:
Me colgó el teléfono.
ALICIA(Al CAPITÁN): ¡Estás son las consecuencias de tu estúpido orgullo!
EL
CAPITÁN: ¡Me siento peor… llamen a un médico de la ciudad!
(ALICIA toma su celular)
EL
CAPITÁN: ¡Tienes celular!
ALICIA: ¡Sí ya lo ves!
EL
CAPITÁN: ¡Maldita mentirosa!, Kurt siéntate aquí a mi lado.
(KURT
se sienta a su lado)
EL
CAPITÁN (le toma la mano a KURT): ¡Tengo la sensación de que me voy cayendo!
… ¡Es muy extraño!
KURT:
¿Has tenido alguna vez un ataque como este?
EL
CAPITÁN: ¡Nunca…!
KURT:
Mientras esperan la respuesta de la ciudad, iré a hablar con el médico. ¿Te
visitaba antes?
EL
CAPITÁN: Me visitaba.
KURT:
Entonces conocerá tu estado físico.
(Se
dirige a la izquierda)
ALICIA: Eres muy amable Kurt y ¡Vuelve pronto!
(Sale)
ESCENA VI
EL
CAPITÁN: ¡Kurt es muy bueno!
ALICIA: ¡Sí! Pero me da mucha pena que haya venido a caer a este infierno.
EL
CAPITÁN: ¡Pues a nosotros nos viene de maravilla! Y por cierto ¿te diste
cuenta de cómo se negaba a hablar de sus asuntos?
ALICIA: Pues tampoco le hicimos preguntas directas…
EL
CAPITÁN: ¡Fíjate… su vida! … ¡Y la nuestra! ¿Tú crees que la vida de todo el
mundo es como la nuestra?
ALICIA: ¡Probablemente aunque no hablan de ella como nosotros!
EL
CAPITÁN: Sí ¿Qué pasa con la cena?
ALICIA (paseando
nerviosa por la habitación): ¡Voy a preguntárselo a la criada!
EL
CAPITÁN: ¡La criada se fue!
ALICIA: ¡Ah, sí, sí! ¡Esto es un infierno!
(Se
echa a llorar, se deja caer de rodillas y apoya la cabeza en el asiento de
una silla, sollozando)
EL
CAPITÁN: ¡Y encima llega Kurt a ver todos nuestros líos!
EL
CAPITÁN (suena el celular): ¡Calla! ¡Seguro ya respondieron!... (Lee
los mensajes) ¡Nadie tiene tiempo! ¡Excusas! ¡Que miserables!
ALICIA: ¡Eso te pasa por negarte a pagar a tus médicos… y no haberles pagado
su servicio!
EL
CAPITÁN: No es cierto…
ALICIA: Ni siquiera pagabas cuando podías porque menospreciabas su trabajo,
como el mío y como el de todo el mundo… ¡No quieren venir!
EL
CAPITÁN: ¡Déjate ya de sermones!
ALICIA: ¡Qué cínico eres!
EL
CAPITÁN: ¿Y Kurt? ¡Ese era el que iba a volver! ¡Un sinvergüenza como los
demás! ¡Y además cobarde! No se atrevió a decir que ya estaba harto de
nosotros y que lo iba a pasar mejor en el baile del médico. ¡Un cobarde
sigue siendo toda su vida un cobarde!
ESCENA VII
(Kurt
entra rápidamente por la izquierda): Bien querido Edgar, así están las
cosas… El médico se sabe tu corazón de memoria…
EL
CAPITÁN: ¿El corazón?
KURT:
Sí, hace tiempo que tienes un corazón esclerótico y…
EL
CAPITÁN: ¿Es grave?
KURT:
¡Sí! ¡Tienes que cuidarte mucho! Primero: ¡Fuera el puro! (El capitán tira el puro) Luego nada de whisky!...
EL
CAPITÁN: ¿Y puedo comer?
KURT:
¡Esta noche, no! Y los próximos días solo leche.
KURT:
Pero no puedo tragarla…
KURT:
¡Pues tendrás que aprender!
EL
CAPITÁN: ¡No, soy demasiado viejo para aprender!
KURT:
Y luego a la cama…
EL
CAPITÁN: ¡No eso no, uno ya no se levanta más!
(Se
lleva las manos a la cabeza) ¡Ay, ya está aquí otra vez!
(Se
queda con la mirada perdida.)
ALICIA (a
KURT) ¿Qué dijo el médico?
KURT:
¡Que se puede morir!
ALICIA: ¡Alabado sea Dios!
KURT:
Déjate de eso y ahora ¡tráeme una almohada y una cobija! ¡Voy a acostarlo en
el sofá! Me quedaré a cuidarlo toda la noche.
ALICIA: ¿Y yo?
KURT:
Vete a dormir, tu presencia solo empeorará su estado.
ALICIA: Gracias por buscar nuestro bien.
KURT:
El de los dos. ¡No lo olvides!
(Alicia
se dirige hacia la izquierda, coge la botella de agua y sale por la derecha)
(Se
oye la tormenta. De pronto el viento abre la puerta del foro y aparece en
ella una mujer de aspecto sombrío)
EL
CAPITÁN (Se despierta, levanta y se
pone a mirar a su alrededor. Ve a la mujer y se asusta) ¿Quién es usted?
¿Qué quiere? Robar… ¡eso es lo que querías!
MUJER:
¡No hay mucho que llevarse!
EL
CAPITÁN: …
MUJER:
Buenas noches, señor. ¡Que duerma bien! Por ahora… (Cierra la puerta y se va).
(Alicia
entra por la izquierda con unas almohadas y una manta).
EL
CAPITÁN: ¿Quién era la de la puerta?
ALICIA: ¡Yo no vi a nadie!
EL
CAPITÁN: ¿Estás segura?
ALICIA: ¿Tienes miedo?
EL
CAPITÁN: ¿Miedo yo? Olvídalo.
EL
CAPITÁN (Va al sofá y se tumba en él,
quiere tomar la mano de ALICIA, pero ella la retira.)
(Kurt
entra con la botella de agua.)
EL
CAPITÁN: ¡Kurt, no te vayas! ¡No me dejes solo!
KURT:
Estaré aquí toda la noche.
EL
CAPITÁN: ¡Buenas noches, Alicia!
ALICIA (a
KURT): ¡Buenas noches!
KURT:
¡Buenas noches!
KURT (coge
una silla y se sienta a lado del CAPITAN): ¿No te vas a quitar las
botas?
EL
CAPITÁN: No, un guerrero debe estar siempre preparado.
KURT:
¿Esperas algún combate?
EL
CAPITÁN: ¡Quizá!... (Se incorpora en
la cama) ¡Kurt! Escúchame… si tengo que morir que así sea… mientras
tanto promete que no me vas a abandonar.
KURT:
¡Prometido!
EL
CAPITÁN: ¡Gracias, confío en tu palabra!
EL
CAPITÁN: Puedes quedarte el tiempo que sea necesario…
KURT:
¿Por qué tienes tanta confianza en mí?
EL
CAPITÁN: No lo sé, somos familia, de alguna manera eres como un hijo para
mí.
KURT:
Como todo el mundo.
EL
CAPITÁN: ¡Eres cruel!
KURT:
¡Sí!... ¿Tienes miedo a la muerte? ¡La carretilla y el jardín!
EL
CAPITÁN: ¿Y si eso no es el fin?
KURT:
Por eso hay que estar preparado para todo.
EL
CAPITÁN: Pero no me vas a decir que crees en el infierno ¿o sí?
KURT:
¿Y tú no crees, tú que vives en él?
(SILENCIO)
EL
CAPITÁN (se incorpora de la cama):
¡No quiero morirme!
KURT:
¡Hace un momento deseabas la muerte!
EL
CAPITÁN: ¡Sí, si no fuese dolorosa!
KURT:
¡Pero lo es!
EL
CAPITÁN: Entonces… así se siente agonizar?
KURT:
¡Así comienza!
El
capitán: ¡Buenas noches!
KURT:
¡Buenas noches!
ACTO SEGUNDO
ESCENA I
El mismo decorado. La lámpara
está a punto de apagarse. Por los cristales de las ventanas y de las puertas
del foro se ve una montaña nublada. El mar, picado. EL CAPITÁN duerme en el
diván. A su lado, KURT está sentado en una silla, pálido y cansado por la
vigilia.
ALICIA (entra
por la izquierda): ¿Cómo ha pasado la noche?
KURT:
Durmiendo a ratos y repitiéndome que podría quedarme lo que deseara.
ALICIA: ¡Para mayor gloria suya!
KURT:
Así es, definitivamente es el hombre más ególatra que he conocido.
ALICIA: ¡Ya te has dado cuenta!... ¡mira esas botas! ¡Con ellas ha aplastado
los campos y jardines de los demás! ¡Con ellas ha pisado a muchas gentes en
los pies y a mí en la cabeza!
KURT:¿No puedes decir nada bueno de él?
ALICIA (se
sienta): ¡Basta una palabra de aliento para que enloquezca de vanidad!
KURT:
Ahora no oye. Ha tomado morfina.
ALICIA: Edgar nació en una casa pobre, en el seno de una familia numerosa.
Desde muy joven tuvo que ponerse a dar lecciones particulares para mantener
a la familia. Tuvo que renunciar a su juventud y trabajar para un montón de
niños ingratos, que además él no había traído al mundo. Cuando yo era una
niña, lo veía, ya un muchacho, sin abrigo en pleno invierno, a veinticinco
grados bajo cero…, mientras sus hermanitos llevaban abrigos de buena tela…
¡Tenía algo de grandioso! Y yo lo admiraba, ¡aunque me horrorizaba su
fealdad!
ALICIA: En sus primero años de oficio, de vez en cuando, algunas personas
ricas le prestaron ayuda. Él lo ha aceptado siempre in dar las gracias…
¡como si todos le debieran algo!
KURT:
¿No íbamos a hablar de algo bueno?
ALICIA: ¡Después de muerto, entonces sí! … ¡Ya no recuerdo nada más!
KURT:
¿Por qué no lo han ascendido a comandante?
ALICIA: ¡Cómo van a querer ascenderlo a comandante si ya de capitán es un
déspota! Él dice siempre que no quiere ser comandante.
ALICIA: ¡Calla, se está moviendo! ¿Y si nos escuchó?
KURT:
¡Se está despertando!
(Silencio.)
EL
CAPITÁN (se mueve, se despierta, se incorpora en la cama y mira a su
alrededor). ¡Ha amanecido! ¡Por fin!
KURT:
¿Cómo te encuentras?
EL
CAPITÁN: ¡Mal!
KURT:
¿Quieres que te vea un médico?
EL
CAPITÁN: ¡No!…
KURT:
A propósito… ¿No crees que sería prudente que arreglaras tus asuntos antes
de que… quiero decir… si pasara algo?
EL
CAPITÁN: ¿Qué es lo que puede pasar?
KURT:
¡Lo que le puede pasar a todo el mundo!
EL
CAPITÁN: ¡Tonterías! ¡Y tú, Alicia no cantes victoria!
KURT:¡Haz testamento para que tu mujer pueda, al menos, quedarse con los
muebles!
EL
CAPITÁN: ¿Pretendes que herede estando vivo?
KURT:
¡Lo que no quiero es que tu esposa acabe en la calle si a ti te ocurre algo!
¿Hago venir al auditor?
EL
CAPITÁN: ¡No!
KURT:
¡Que cruel eres, Edgar! ¡Mucho más de lo que imaginaba!
EL
CAPITÁN (se derrumba en la cama sin
conocimiento): ¡Maldita sea, de nuevo ese dolor!
ALICIA (dirigiéndose
a la derecha): Creo oír algo en la cocina ¡Voy a ver!
(Alicia
sale)
ESCENA II
EL
CAPITÁN (se despierta): Bueno
Kurt, ¿Cómo piensas organizar la cuarentena?
KURT:
¡Ya se arreglará!
EL
CAPITÁN: Pero no olvides que soy el jefe de esta plaza y que tendrás que
entenderte conmigo.
KURT:
¿Tienes hambre?
EL
CAPITÁN: ¡Que si no! También me apetece un whisky o un cigarrillo…
KURT:
La muerte exige sacrificios. Si no se le ofrendan ¡viene inmediatamente!
ALICIA (entra
con algunos ramos de flores y cartas): ¡Esto es para ti! (tira
las flores sobre el escritorio) Y te estuvieron mandando mensajes.
EL
CAPITÁN: ¿Para mí? …
EL
CAPITÁN: Oh! Un mensaje del Coronel ¡A uno que no le faltan amigos! Es
hermoso que se acuerden de un hombre destacado en su clase, un hombre sin
miedo ni tacha.
ALICIA: Hay algo que no entiendo… ¿Te felicitan por estar enfermo?
EL
CAPITÁN (deja el celular sobre el sofá):
¡Zorra! Pon las flores en un jarrón… Yo no soy una persona crédula y además
creo que todos son unos mediocres hipócritas, pero juraría que este pequeño
y merecido homenaje ¡No puede ser sino sincero!
(Suena el celular)
EL
CAPITÁN: Nuevos mensajes, ¿Podrías leerlos Kurt, mi vista está algo cansada?
KURT:
Es del Coronel.
EL
CAPITÁN: ¿qué dice?
KURT:
Que te concede el permiso. Nada más, sin más trámites.
EL
CAPITÁN: ¿El permiso? Pero qué permiso, si yo no se lo he pedido…
ALICIA: Pero yo sí. Kurt y yo coincidimos en que no estás en condiciones
para seguir trabajando.
EL
CAPITÁN: ¡No lo aceptaré!
ALICIA: ¡Ya han nombrado a tu sustituto!
EL
CAPITÁN: ¡Y a mí que me importa!
ALICIA: Ya ves Kurt, para este hombre no existen leyes, ni reglamentos
vigentes, ni un orden humano prescrito… Está por encima de todo y todos. El
universo ha sido creado para su uso particular. ¡Ese es mi marido! Un
Capitán del montón, que ni siquiera ha podido llegar a comandante, al que su
vanidad lo ha convertido en el hazmerreír de todo el mundo y que al final de
la función no será más que una carretilla de estiércol de mediana calidad.
EL
CAPITÁN (abanicándose con un ramo de
flores, satisfecho de sí mismo, sin escuchar a Alicia): ¿Has invitado a
Kurt a almorzar?
ALICIA: ¡No!
EL
CAPITÁN: Pues prepáranos inmediatamente dos espléndidos <<Cheteaubriands”
ALICIA: ¡Somos tres!
EL
CAPITÁN: ¿Ah vas a comer tú? ¡Pues haz tres!
ALICIA: ¿Y de dónde quieres que los saque? ¡Ayer invitaste a cenar a Kurt y
no teníamos en casa ni un pedazo de pan! En esta casa no hay café y ya no
nos dan crédito en ninguna parte.
EL
CAPITÁN: ¡Está enfadada conmigo porque no me morí ayer!
ALICIA: ¡Que va, estoy enfadada porque no te moriste antes de que yo
naciera!
EL
CAPITÁN (a KURT): ¿La oyes? Así me
va por casarme con alguien de tu familia. Son unos enfermos.
(ALICIA
y KURT se miran significativamente)
EL
CAPITÁN (se levanta y se dirige hacia
la puerta): ¡Bueno yo ahora me voy de servicio!
(Se pone un casco de artillería antiguo, se ciñe el sable a la cintura y
se pone el capote. ALICIA y KURT tratan de impedirle que salga, pero en
vano.)
EL
CAPITÁN: ¡Déjenme salir! ¡Abran paso!
ALICIA: ¡Vete anda! ¡Siempre igual! Cuando no encuentras salida ¡das la
espalda y te largas! ¡Cobarde! ¡Borracho! ¡Fanfarrón! ¡Mentiroso! ¡Maldito
seas!
ESCENA IV
KURT:
¿Y a dónde va ahora?
ALICIA: Seguro a agradecerles a los suboficiales por las flores, se quedará
a comer, beberá con ellos y hablará mal de sus jefes. ¡Ya lo han amenazado
con expulsarlo del ejército y si no lo hacen es por lástima! ¡Y él está
convencido de que es por miedo a su superioridad!
KURT:
Tengo que confesarte que solicité este puesto buscando paz y tranquilidad
junto al mar… y que no sabía nada de su situación…
ALICIA: Pobre de ti, no sé qué darte de comer…
KURT:
Por mí no te preocupes, iré a comer a la casa del médico, pero ¿y tú?,
déjame solucionarlo.
ALICIA: ¡Pero que no se entere él! Me da tanta pena que sea así.
KURT:
Yo siento pena por ambos. ¿Hay una solución?
ALICIA: No lo sé y ¡han llegado un montón de facturas que no ha visto!
KURT:
¡A veces es una suerte no tener que ver las cosas!
ALICIA (junto
a la ventana): ¡Pienso que Edgar quiere morir!
KURT:
No creo, hace un rato, al sentir que moría, se agarró de mí con todas sus
fuerzas y comenzó a interesarse en mis asuntos, como si quisiera solucionar
mi vida.
ALICIA: ¡No dejes que se meta en tus asuntos, ni le presentes a tus amigos,
porque te los apartará hasta que te quedes solo!
KURT:
Alicia ¡dime una cosa! ¿No fue él quien provocó mi divorcio?
ALICIA: ¡Sí, fue él! Cuando enviaste a mi marido a hacer las paces con tu
mujer, él empezó a cortejarla y le explicó todo lo que debía a hacer para
tramitar el divorcio.
KURT:
¡Oh Dios mío!
ALICIA: ¡Ahí tienes un rasgo más de su carácter!
(Silencio)
KURT:
Sabes que esta noche… cuando creía que se iba a morir… ¡me hizo prometerle
que me quedaría con él hasta el final!
ALICIA: Pero no pensaras en dejarme ahora.
KURT:
No, no te preocupes.
ALICIA: Es lo mejor forma de vengarte, pues no hay cosa que deteste más que
el verme sola y miserable.
KURT:
¡Entonces puedo considerarme vengado!
ALICIA: ¡Yo amo la venganza que hace justicia! ¡Y me encanta ver la maldad
castigad! El día que perdone o ame a mi enemigo, ese día yo seré una
hipócrita.
KURT:
¡Alicia todos necesitamos la tolerancia!
ALICIA: ¡Yo no! Nadie sabe lo que me ha hecho sufrir este hombre, sin tener
yo culpa alguna, este hombre al que yo nunca he querido…
KURT:
¿Por qué te casaste con él?
ALICIA: Quería subir hasta lo más alta cubre de la sociedad.
KURT:
¡Y abandonaste tu arte!
ALICIA: ¡Al que todo mundo despreciaba!... pero el me engañó, me prometió
una vida cómoda… un hermoso hogar ¡Y lo único que he visto son deudas!
KURT:
Cuando alguien joven se enamora ve el porvenir de color rosa… ¿qué piensas?
ALICIA: Cuanto tiempo de vida le quedará a Edgar.
KURT:
¡Entonces voy a ver al médico y al juez!
ALICIA (se
sienta junto a la ventana): ¡Vete Kurt! Yo aquí me siento a esperar. ¡He
aprendido a esperar!
ACTO
ESCENA I
La misma decoración, pero con
luz de día. LA MUJER sigue paseándose en la batería como antes.
(ALICIA está sentada en el
sillón de la derecha. Tiene el pelo gris.)
KURT (entra
por la izquierda, después de haber llamado). ¡Buenos días, Alicia!
ALICIA: ¡Buenos días Kurt, siéntate!
KURT (se
sienta en el sillón de la izquierda): Está llegando el barco.
ALICIA: ¡Entonces, si viene en él, ya sé lo que va pasar!
KURT:
Viene… ¿Qué ha ido a hacer a la ciudad?
ALICIA: Fue a ver al Coronel y hacer visitas.
KURT:
¿Te diste cuenta de lo tranquilo que estuvo ayer? Desde que ha dejado de
beber y se mantiene abstemio es otro hombre: tranquilo, discreto,
considerado…
ALICIA: ¡Te equivocas! ¡Trama algo malo! Miente todo el tiempo, es un
experto en el arte de la intriga…
KURT:
¿Qué podría estar tramando?
ALICIA: ¡La batalla decisiva contra nosotros dos! Cuando leíste el mensaje
de su sustitución vi brillar en sus ojos un rayo que conozco bien, todo su
odio calló sobre ti.
KURT:
¿Qué crees que piensa hacer conmigo?
ALICIA: Es difícil saberlo…
KURT:
¡Ya viene! Oye, ¿has pensado en la posibilidad de que sea celoso?
ALICIA: No, es demasiado vanidoso para ello, “enséñame al hombre de quién
tenga que sentir celos” son sus propias palabras.
KURT:
Que bien. ¡Sus defectos también tienen su lado bueno! ¿Salgo a recibirlo?
ALICIA: ¡Sé grosero con él, para que luego no diga que eres un hipócrita! Y
cuando empiece a mentir, haz como que le crees… Yo he aprendido a traducir
sus mentiras. En nuestra larga lucha, mi triunfo se debe a que no me permito
perder la cabeza ¡A él lo derrotaba su whisky!
ESCENA II
EL
CAPITÁN (Entra por la izquierda en
uniforme de gala, con casco, capa, guantes blancos. Avanza vacilante, y se
sienta, sin quitarse el casco, lejos de Kurt y Alicia, en la derecha del
escenario. Durante la siguiente conversación sostiene el sable con las
rodillas): ¡Buenos días!
ALICIA
Y KURT: ¡Buenos días! ¡Y bienvenido!
ALICIA: ¿Cómo te encuentras?
EL
CAPITÁN: ¡Perfectamente! ¡Solo un poco cansado! ¡Fui a la ciudad a arreglar
unos asuntos y también he hablado con el médico y me ha dicho que si me
cuidaba, podría vivir veinte años más!
ALICIA(a
KURT): ¡Ya está mintiendo! (al
CAPITÁN) ¡Estupendo cariño, me alegro!
EL
CAPITÁN: ¡Sí lo sé!
(Silencio,
durante que EL CAPITÁN mira a ALICIA y a KURT, como pidiéndoles que hablen)
EL
CAPITÁN: (se dirige a ALICIA):
Acércate te diré algo al oído.
ALICIA: No es necesario, ¡Nos vendría bien un testigo!
EL
CAPITÁN: Siempre es bueno tener un testigo… ¿está ya listo el testamento?
ALICIA (entregándole
un documento): ¡Lo redactó un auditor!
EL
CAPITÁN: ¡A tu favor! … ¡Genial! (Lee
el documento y lo rasga cuidadosamente, en largas tiras, que va dejando caer
al suelo) Asunto concluido.
(KURT atónito)
EL
CAPITÁN (con una gran tranquilidad):
¡Tomando en cuenta tu deseo desde ya hace mucho tiempo, de terminar con
nuestra vida matrimonial, considerando la falta de cariño Y considerando la
irresponsable negligencia con la que has manejado la economía doméstica, he
presentado hoy, aprovechando el viaje a la ciudad, mi demanda de divorcio
ante el tribunal competente! Y como el médico me confirmó que viviré muchos
años más deseo unirme a una mujer, que además de devoción hacia mi persona,
traiga juventud al hogar además de belleza.
ALICIA (se
quita la alianza y se la tira al CAPITÁN): ¡Ahí tienes!
EL
CAPITÁN (recoge la alianza y se la
mete en el bolsillo del pantalón): ¡Tiró su anillo, supongo que el
testigo lo notó!
ALICIA (se
levanta indignada): ¿Entonces pretendes echarme a la calle para meter a
otra mujer en mi casa?
EL
CAPITÁN: Así es. Aunque… esto seguro será de tu interés Kurt… sobre todo
cuando sepas que… es tu anterior esposa…
KURT:
¡No puedes hacer esto!
EL
CAPITÁN: ¡Ya lo hice! Nada lo impide ella y tú son personas libres.
(Kurt
se levanta, enseguida se deja caer en el asiento)
EL
CAPITÁN: ¡Fin del asunto!
ALICIA: Entonces hablemos claro… Kurt, mi querido sobrino, ¡este hombre
intentó asesinarme! ¡Me arrojó de un empujón al mar!
EL
CAPITÁN: ¡Sin testigos!
ALICIA: ¡Pero fue así y lo sabes!
EL
CAPITÁN: No puedes probarlo.
ALICIA: ¡Maldito seas!
EL
CAPITÁN: Al fin te has rendido, te daré diez minutas para que te repongas (saca
un reloj fino) Aquí está el reloj (se
queda inmóvil, de pie y se lleva una mano al corazón).
ALICIA (se
acerca al CAPITÁN y lo toma del brazo): ¿Qué te pasa?
EL
CAPITÁN: ¡No sé!
ALICIA: ¿Te traigo tu whisky?
EL
CAPITÁN: ¿Whisky? ¡No, no quiero morirme! ¡Hija de…! ¡No me toques! (saca
un arma)
¡Diez
minutos! (sale por el foro)
ESCENA III
KURT:
Pero… ¿qué clase de hombre es este?
ALICIA: ¡No es un hombre! ¡Es un demonio!
KURT:
¿Por qué ella?
ALICIA: Solo lo hace para fastidiarte y dominarte de esa manera…
KURT:
Alicia, tú eres la primera mujer que ha despertado mi compasión.
ALICIA: ¡No te vayas ahora! ¡No me abandones, porque me pegaría! ¡Lleva
haciéndolo veinte años! … me tiró al mar.
KURT:
¡Estoy de tu lado! ¡Mira, Alicia, yo vine aquí con las mejores intenciones,
incluso le perdone todo a Edgar, Pero ahora que trata de manipularme y
herirme otra vez… ¡ahora tiene que morir!
ALICIA: ¡Entonces aún no me rindo!
KURT:
¿Qué podemos hacer?
ALICIA: ¡Tienes dinero! Y eres director del hospital…
KURT:
No querrás decir que…
ALICIA: Un virus mortal, una bacteria contagiosa, cualquier diagnóstico
servirá, lo encerrarían para siempre, venderemos la casa, compraremos otra…
KURT:
No… ¡Yo no quiero saber nada al respecto!
ALICIA: ¡Por supuesto que sí! ¡Mira mis canas, aún tengo fuerte mi cabello…
piensa volver a casarse y entonces yo seré libre! … podré conocer a más
gente Y yo bailaré ¡ja, ja, ja, ja! Y cada vez que lo visite ¡tocaré hasta
romperle los oídos! ¡Ya nadie me vigilará a mí, sino a él!....
¡Tararantatan, tarará! ¡Lo vigilará a él, a él!
KURT:
¡Eres un demonio!
ALICIA:
¡Ahora me voy a arreglar un poco! (se
suelta el cabello), voy a hablar con los testigos y luego… todo habrá
estallado.
KURT:
¡No te reconozco!
ALICIA: Soy una actriz de formas un tanto libres y que no deja de ser una
excelente mujer. ¡Así es! ¡Ahora soy libre, libre, libre! … ¡Voltéate que me
voy a cambiar la blusa!
(Se
desabrocha la blusa)
(KURT
va corriendo hacia ella, la toma en sus brazos y le muerde el cuello. Ella
grita. Luego la tira sobre el sofá y sale muy deprisa, por la izquierda.)
ESCENA IV
El mismo decorado, por la
tarde. A través de las puertas del foro se sigue viendo a UNA MUJER. Música
suave.
EL CAPITÁN, pálido, con
grandes ojeras, su uniforme de diario gastado y botas de montar, está
sentado, jugando al solitario, en el escritorio y lleva puestos sus lentes.
La música continuará y no
cesará hasta que no entre un nuevo personaje. EL CAPITÁN sigue con el
solitario, no le sale y eso lo pone nervioso. Comienza a sacar algunos
objetos de valor como botellas, puros y un par de joyas y las arroja por la
ventana. Se dirige hacia un estante y toma la fotografía de ALICIA, la mira
y la rompe, mira las fotos de sus hijos y comienza a tranquilizarse.
Después se sienta ante el
escritorio, con signos de fatiga y se lleva las manos al corazón. Se queda
viendo hacia el vacío como si tuviera visiones desagradables. Suena su
celular y se queda paralizado de angustia. Sale y vuelve a entrar.
(ALICIA
entra por el foro, mira a su alrededor sorprendida por la cantidad de luces
encendidas. KURT entra por la izquierda, nervioso)
ALICIA: ¡Cuántas luces!
KURT:
¿Y…? ¿Cómo te ha ido?
ALICIA (dándole
a besar la mano): ¡Dame las gracias! Ah bueno y a tu firma.
(KURT
le besa la mano sin entusiasmo)
ALICIA: Seis doctores aceptaron, cuatro firmes como rocas. Ya he presentado
la orden.
(Mira
nuevamente a su alrededor) Parece que está preparando la mudanza y bien
hace, puesto pronto se mudará a la cárcel.
KURT:
¡Me da mucha pena!
ALICIA: ¿Y yo? ¡Yo que no he hecho nada malo no te doy pena! ¡Yo que he
sacrificado mi carrera por esa bestia!
KURT:
Tu carrera… Pero ¿Es que era tan brillante tu carrera?
ALICIA (furiosa):
Pero… ¿qué demonios estás diciendo? ¿Es que no sabes quién soy, ni quién
fui?
KURT:
¡Bueno, bueno!
ALICIA: ¿Así que ahora ya empiezas?
KURT:
¿Qué quieres decir con ya?
(Alicia
se hecha a los brazos de KURT, lo abraza y lo besa. KURT la coge en sus
brazos y le muerde el cuello. Ella grita.)
KURT:
Tú has despertado la fiera que dormía en mí, la fiera que durante años he
tratado de matar por medio de privaciones y mortificaciones. ¡Desde que te
vi… en toda tu espantosa desnudez, desde que la pasión me trastornó el
juicio, siento en mí toda la fuerza del mal! ¡Ven…, quiero ahogarte… con un
beso! (La abraza)
ALICIA (mostrándole
la mano izquierda): Ahí tienes la marca de la cadena que rompiste. ¡Era
una esclava y ahora soy libre!
KURT:
¡Sí y ahora me perteneces! ¡Dentro de una hora estaremos en la ciudad!
ALICIA: ¡Y esta noche iremos al teatro para que nos vea todo el mundo!
¡Cuando lo abandone, la miseria caerá sobre él!
KURT:
¡Como supuse tú no pensabas más que en el teatro y la cena!
ALICIA (le
da una cachetada): ¡Imbécil!
(KURT
le levanta la mano para darle una bofetada)
ALICIA (retrocediendo):
¡De rodillas!
KURT:
¡Perdóname! (KURT se arrodilla)
ALICIA: ¡Bésame el pie!
(KURT
le besa el pie)
ALICIA: Y jamás te atrevas a hacerlo de nuevo… ¡De pie!
ESCENA V
EL
CAPITÁN (entra por la derecha, aspecto
lamentable, apoyado sobre un bastón): KURT, por favor, ¿Podrías sentarte
a hablar conmigo un momento? Y, por favor, ALICIA ¿podrías concedernos un
instante de… calma?
ALICIA:
¡Vaya! ¡Un cambio de táctica! (a KURT):
Haz lo que dice, siéntate.
(KURT
se sienta de mala gana)
ALICIA: Si mandan algún mensaje ¡Me avisas!
EL
CAPITÁN: Dime… ¿Cuál es el sentido de todo esto?
KURT:
He pensado que precisamente es ese, no llegar a comprenderlo y a pesar de
ello llegar a aceptarlo con resignación.
EL
CAPITÁN: ¿Resignarme? Sin tener un buen punto yo no podría resignarme. ¿De
dónde sacas tú la resignación?
KURT:
¡Ya no me queda nada! ¡No exageres mis virtudes! He notado que tu vida y
entorno son una fantasía.
EL
CAPITÁN: ¿Cómo hubiese podido vivir si no? ¡No hubiese aguantado! (se
lleva la mano al corazón) ¡Lo estoy perdiendo todo! … Mi querido KURT,
escúchame… (Solloza) ¡Perdona! En mi reciente visita al médico… (Vuelve
al sollozo)…me dijo… que yo estaba acabado… y que no me quedaba mucho
tiempo de vida.
KURT:
Entonces… ¿no era verdad…?
KURT:
¿Y qué piensas hacer con la solicitud de divorcio?
EL
CAPITÁN: ¡Pero es que no entiendo nada! ¿Divorcio?
KURT:
Entonces lo otro… sobre mi mujer ¿tampoco era verdad?
EL
CAPITÁN: ¡Querido… no entiendo!
KURT:
¿Sabes que tienes una capacidad asombrosa para olvidar tus infamias?
KURT:
¡Mentiroso! Mentira, mentira ¡Confiésalo, eres un gran hablador!
EL
CAPITÁN: ¿Por qué eres tan duro? Todos necesitamos una gran tolerancia… ¡Por
eso te pido que me perdones KURT, perdóname!
KURT:
¡No soy quien para perdonarte!
KURT:
Entonces… ya es el final…
EL
CAPITÁN: Sí, no me queda mucho…
KURT (se
pasea inquieto por la habitación, sin perder de vista el celular. Mira por
la ventana y mira un farol que se mueve): ¿Por qué habrá tanto
movimiento de gente?
EL
CAPITÁN: Parecen patrullas del nuevo hospital…
KURT:
¡Oh!
(Pausa)
EL
CAPITÁN: Ahora que ya conoces a Alicia ¿qué opinión tienes sobre ella?
KURT:
Es difícil dar una opinión… ¿por qué tiraste a tu esposa al mar?
EL
CAPITÁN: No lo sé, me pareció completamente natural hacerlo…
KURT:
¿Has tenido remordimientos?
EL
CAPITÁN: ¡Nunca!
KURT:
¿No se te ocurrió pensar que ella se vengaría?
EL
CAPITÁN: ¡Lo ha hecho y de sobra! … Oye y dime… si tuvieras que juzgarnos a
Alicia y a mí, ¿a quién le darías la razón?
KURT:
¡A ninguno de los dos, pero les tendría una compasión infinita! … ¡Quizá
ahora un poco más a ti!
EL
CAPITÁN (toma a KURT del hombro):
¡Querido sobrino, hijo mío!
ESCENA VI
ALICIA (entra
por la izquierda): ¡Oh, qué escena tan tierna! ¿Ha llegado algún
mensaje?
KURT:
¡No!
ALICIA(al
CAPITÁN): ¿Cómo está tu futura esposa? ¡Esa belleza joven y zorra! ¡Ah
no lo sabes! ¡Pero yo sí sé cómo está mi amante! (se
lanza al cuello de KURT y lo besa) ¡Es un poco tímido! ¡Y tú miserable,
que siempre has sido demasiado vanidoso para tener celos… cómo ibas a darte
cuenta de que te ponía el cuerno!
(EL
CAPITÁN saca una navaja y se lanza sobre ella. KURT permanece inmóvil
mientras ALICIA pide auxilio. Después de unos instantes, EL CAPITÁN cae con
el sable en la mano)
ALICIA: ¡Al fin estás muerto maldito!
ALICIA (yendo
hacia KURT): ¡Yo ahora te pertenezco!
EL
CAPITÁN (levantándose): ¡No! ¡Aun
no!
KURT (la
rechaza con tanta fuerza que cae de rodillas): Al infierno, ¡Perteneces
al infierno! ¡Vuelve de dónde saliste! ¡Adiós! ¡Adiós para siempre! (Sale)
EL
CAPITÁN: ¡No me dejes solo KURT, ella me mataría!
ALICIA: ¡Kurt! ¡No me abandones! ¡No nos abandones!
KURT:
¡Adiós! (Se va).
ESCENA VII
ALICIA (cambia
completamente de tono): ¡Qué idiota! ¡¿Y a ese le tenías aprecio?!
EL
CAPITÁN (con dulzura): ¡Perdóname
Alicia, y ven! ¡Ven de prisa!
ALICIA (al
Capitán): ¡Es el ser más hipócrita que he conocido en mi vida! ¡Tú por
lo menos eres un hombre!
EL
CAPITÁN: ¡Alicia, escúchame! … ¡Yo no voy a vivir mucho! ¡Yo tengo los días
contados!
ALICIA: ¿Cómo? …
EL
CAPITÁN: ¡Me lo dijo el médico!
ALICIA: Entonces… ¿Lo otro también era mentira?
ELNCAPITÁN: ¡Sí!
ALICIA (fuera
de sí): ¡Oh Dios mío! ¡Qué he hecho!
EL
CAPITÁN: ¡todo tiene remedio!
ALICIA:
¡No esto no! (arrodillándose a lado
del Capitán) ¿Acaso estamos malditos? ¡He tirado todo por la borda! ¡No
tendremos nada! ¡Estamos perdidos! Claro con tu generosidad… no, no podría
perdonarse
EL
CAPITÁN (tomando de la mano a ALICIA y
colocándole la esclava que le regaló): ¿Qué es lo que no se puede
perdonar? ¿Es que hay algo que no te haya perdonado?
ALICIA: ¡Ah, si lograra salir de esta! ¡Si tan solo me librara de esta… como
te cuidaría! ¡No te apartaría mí, Edgar!
EL
CAPITÁN: Olvida todo, borrón y cuenta nueva…
(El
celular de Alicia comienza asonar, ella se pone de pie de un salto)
ALICIA (gritando):
¡Estamos perdidos! (al CAPITÁN)
¡No escuches!
EL
CAPITÁN (tranquilo): ¡No
escucharé, cariño! ¡Tranquilízate!
ALICIA
(revisa el celular y se para de
puntillas en la ventana para mirar al exterior. De rodillas, con los brazos
extendidos): ¡Dios mío sálvanos! ¡Sálvanos! ¡Viene la patrulla! … (Llorando a lágrima viva) ¡Dios de los cielos! ¡Lo perderé todo!
(Mira
forzada los mensajes que llegaron a su celular, mira hacia lo alto, se
levanta y va hacia EL CAPITÁN):
¡Ya pasó! … ¡No ha pasado nada! (Llora
violentamente sobre su pañuelo).
EL
CAPITÁN: ¿Haya algo que quieras decirme?
ALICIA: ¡No me preguntes!
EL
CAPITÁN: ¡Cómo quieras cariño!
ALICIA: ¡Hace unos días no me hubieras contestado así! ¿A qué se debe el
cambio?
EL
CAPITÁN: ¡A la esperanza! ¡La esperanza de tener algo mejor! ¡Podemos
lograrlo! ¡Podemos tener mucho más! ¡Quizá no en un día!
ALICIA: ¡Pues en dos! ¡En muchos días!
EL
CAPITÁN: ¡Esperémoslo! (Pausa)
EL
CAPITÁN (sentándose de nuevo como al
inicio de la obra): ¡Así que esta vez no has conseguido tu libertad, ni
tampoco que me encerraran!
(Alicia
se asombra)
EL
CAPITÁN: ¡Así es, sabía que querías verme internado! , pero… ¡borrón y
cuenta nueva!
(ALICIA
muda sin encontrar respuesta)
ALICIA (se
deja caer en el sillón como al inicio de la obra apática y desesperada):
¡Seguirá pues, el eterno tormento! ¿Es que jamás terminará esto?
EL
CAPITÁN: ¡Sí pero debemos tener paciencia! ¡Quizá empiece la vida al llegar
la muerte!
(Pausa.)
EL
CAPITÁN: ¡Estoy seguro que dentro de tres meses celebraremos nuestras bodas
de plata! … y asistirá Kurt, el médico y todos los que viven en esta maldita
isla… ¿estás llorando? No, me parece que te estás riendo. Sí, así es, ¡Unas
veces lloramos y otras reímos! Pero ¿qué es lo justo, lo acertado? ¡No me lo
preguntes a mí! … Pero cuando uno, por fin, se comporta como una apersona
seria, ¡entonces llega alguien y le toman el pelo! Por ejemplo ¡Kurt! …
¿Quieres que celebremos nuestras bodas de plata?
(ALICIA
se mantiene en silencio)
EL
CAPITÁN: ¡Di que sí mujer! … ¡Se reirán de nosotros, pero que nos importa!
¡También nos reiremos nosotros! ¡O nos pondremos muy serios, lo que se nos
ocurra! ¡Vestiremos nuestras mejores ropas, tendremos una maravillosa cena
en un lujoso comedor, y todos estarán para contemplarnos y servirnos!
ALICIA: ¡Sí! ¡Celebrémoslas!
EL
CAPITAN: ¡Habrá pues, bodas de plata!
FIN DE LA PRIMERA PARTE.
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Responsables últimos de este proyecto Antonio García Megía y María Dolores Mira y Gómez de Mercado Son: Maestros - Diplomados en Geografía e Historia - Licenciados en Flosofía y Letras - Doctores en Filología Hispánica |
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